Reportaje:

Vladimir Korotich

El periodista de la 'perestroika'

VIadimir Korotich, el redactor jefe del semanario Ogoniok, parece un hombre condenado a hacer varias cosas a la vez. O quizá sea que el espíritu de la uskorienie (la aceleración) preconizado por el líder Mijail Gorbachov se le nota más físicamente que el espíritu de la perestroika (la reestructuración), al que sirve fielmente desde su semanario, el órgano de prensa soviético que, junto con Novedades de Moscú, forma la pareja de revistas de vanguardia en lo que a forzar los límites de la apertura informativa se refiere.

Korotich, de 50 años, conversa, atiende el teléfono, firma notas y c...

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VIadimir Korotich, el redactor jefe del semanario Ogoniok, parece un hombre condenado a hacer varias cosas a la vez. O quizá sea que el espíritu de la uskorienie (la aceleración) preconizado por el líder Mijail Gorbachov se le nota más físicamente que el espíritu de la perestroika (la reestructuración), al que sirve fielmente desde su semanario, el órgano de prensa soviético que, junto con Novedades de Moscú, forma la pareja de revistas de vanguardia en lo que a forzar los límites de la apertura informativa se refiere.

Korotich, de 50 años, conversa, atiende el teléfono, firma notas y cartas, ordena papeles y entra y sale de su despacho requerido por sus redactores, todo al tiempo. Afuera, para entrevistarle, le esperan una cadena de televisión norteamericana y una periodista de Ucrania. De Ucrania, precisamente, llegó el flamante redactor jefe el año pasado para dirigir Ogoniok. "Si hubiera querido tranquilidad me hubiera quedado en Kiev", comenta este hombre que tuvo el mérito de ser el primero en publicar a Jorge Luis Borges (en ucraniano) en la URSS. "También publiqué a Vicente Aleixandre", exclama Korotich, médico cardiólogo de profesión, reciclado en la literatura, ganador de premios literarios y autor de numerosos libros de poesía.De la mano de Korotich, Ogoniok, una revista de millón y medio de ejemplares y un tufillo rusófilo que vegetaba en los quioscos pese a sus fotos en colores y su lujoso papel finlandés, se ha convertido en un semanario interesante, vivo, lleno de reportajes de fuerte contenido social y con una cuidadísima parte gráfica. "Pretendo escribir sobre la vida real, y que los partidarios de la perestroika sepan que tienen un órgano de confianza en Ogoniok'.

¿La mayor dificultad? "La creciente resistencia consolidada de los enemigos de la perestroika. Por cada artículo crítico que publicamos hay un montón de protestas que no van dirigidas a mí, sino directamente al comité central. Me amenazan por teléfono y asustan a los periodistas. Por primera vez me encuentro en situación de guerra, y eso me gusta, porque tal vez la revolución sea así".

"Las protestas son demagógicas en gran parte, ya que atacan el mismo principio de transparencia informativa y no el contenido concreto de los artículos", dice Korotich. "Debemos aprender a vivir en democracia y a contestar a los puntos de vista con argumentos", dice el redactor jefe, y el "comité central se porta muy bien".

"En el comité central me dijeron que me habían elegido a mí para dirigir Ogoniok porque yo nunca tuve una mafia ni me identifiqué con ningún grupo concreto. Yo dije que sin una mafia no se podía hacer una revista como Ogoniok, y ellos me respondieron que en cuanto tuviera mi mafia perdería el interés para ellos". Korotich no nombra directamente a sus interlocutores. Está claro que Ogoniok tiene muchos enemigos. Entre ellos están escritores como Félix Kusnetsov, de la Organización de Escritores de Moscú, e incluso sectores del Ministerio del Interior, ante quienes tuvo que responder con pruebas documentales de la información sobre los jóvenes liuberi, los habitantes de un barrio de extrarradio de Moscú que se entrenan de forma paramilitar y persiguen a los jóvenes marginales. "Quien no esté de acuerdo que vaya al juzgado y nos demande".

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