De la punta al pie descalzo
La programación veraniega del Ayuntamiento de Madrid ha comenzado con el listón muy alto, dotando al patio del cuartel monumental del Conde Duque de una sillería cómoda y bien situada, además de un escenario nuevo especialmente diseñado con la técnica para danza. Allí, el Nederlands Dans Theater ha dado una lección magistral de calidad profesional y buen gusto, demostrando que, más allá de la comunión de lenguajes clásico y moderno, va hacia una verdadera actualización del código básico de la danza académica donde no se echan en falta las puntas.Moves, programado erróneamente para abrir, es un ballet perfecto, calificación difícilmente aplicable a las creaciones contemporáneas. Es una obra culta que no entra fácilmente en el público veraniego. Sin música, y recurriendo a una disciplina espartana del baile, Robbins, viejo lobo del ballet norteamericano, se vino a Spoletto con su USA Ballet en 1959 para hacer esta obra. Seguramente ningún empresario neoyorquino de la época se lo habría permitido. Pero Europa es Europa y Venecia recibió con discreto entusiasmo su reestreno en 1973, entendiendo cómo su poética tocaba tangencialmente la sonoridad interna de la danza con una geometrización lírica. Sobriamente interpretado por los holandeses, Moves es una reflexión, casi un acto de contrición estética que desarticula la danza para volver a armarla a partir de la pureza.
Nederlands Dans Theater (Holanda)
Programa 1: Moves, Robbins; Canción del compañero errante, Kylian-Mahler; Jardí tancat, Duato-Bonet. Programa 2: Balletscenes, Van Manen-Stravinski; Overgrown path y Sinfonietta, Kylian-Janacek. Los Veranos de la Villa. Madrid. Cuartel del Conde Duque, 4, 5 y 6 de julio.
Canción del compañero errante es tenebrista, las luces rasantes recuerdan ciertas pinturas de Vermer de Delf. Kylian sigue demasiado literalmente la música en una serie de pasos a dos cuya única conexión es el tema cantado de Mahler, sosteniendo un elevado sentido dramático donde la invención del creador juega con los lazos en pareja.
Jardí tancat nos descubre un talento. Nacho Duato mira el vacío del futuro con una fuerza sacada de la tierra misma, desafiando el aire que del mar se vicia tierra adentro con movimientos llenos de dolorosa voluntad. Su ballet es el equivalente dancístico de Entre naranjos, de Vicente Blasco Ibáñez, y de esa poesía de luz dorada de Juan Gil-Albert, retocando la realidad del campesino con un pincel de ámbar, tal como la serena tristeza del Angelus de Millet.
El segundo programa comenzó con Balletscenes. Hans van Manen se caracteriza aquí por diseñar un baile hermético, controlando el laberinto sonoro de Stravinski en una evolución terrenal llena de tensiones. El vestuario, hecho en un terciopelo de aguas bermejas, daba el toque de exquisita madurez a un baile que trata de transmitir una distancia electiva entre los pasos y su conjunto escénico.
Overgrown path es una reverencia a Anthony Tudor. Kylian organiza el espacio que rodea a los bailarines, no a ellos directamente. Duato tiene aquí un solo que se adivina esculpido sobre su cuerpo de atleta tracio mientras que Sinfonietta es el aire. El uso que Janacek da a los metales encuentra en Kylian una respuesta festiva y aérea. Ballet rápido, de grandes dificultades interpretativas, obliga a los bailarines a ir más allá de toda resistencia. La parte final es una verdadera sinfonía de saltos ejemplares. A medida que crecen las trompetas, las trompas y los cornos, crece una voluntad en la danza de desafiar la gravedad que encuentra cauce en esa mágica sucesión de diagonales que la convierten en la obra maestra de Kylian.
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