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LA CAMPAÑA ELECTORAL

La CEOE decide no intervenir en la campana para evitar un enfrentamiento con los socialistas

Joaquín Estefanía

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), cúpula patronal, ha decidido adoptar una postura de silencio total ante los primeros comicios legislativos, por el temor a que una intervención de los dirigentes empresariales, del mismo tipo que la de 1982, provocase un debate frontal con el partido socialista y, como consecuencia, colocara en segundo término las opciones electorales de los partidos de centro y derecha. Por otra parte, dirigentes empresariales de primera fila y algunos banqueros esperan el resultado de las elecciones del 22 de junio para estudiar la recomposición del espacio político de centro-derecha en España.

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Pocos dirigentes patronales en las listas de la derecha

La CEOE guardó silencio absoluto ante el referéndum sobre la OTAN del pasado 12 de marzo. En esta ocasión, y tras varios debates de su junta directiva y de su comité ejecutivo, ha decidido mantener la misma actitud y dar un giro de 180 grados a su posición ante las elecciones autonómicas andaluzas y los comicios generales de 1982. Entonces, las diferentes organizaciones empresariales, controladas por Carlos Ferrer Salat y José María Cuevas, entendieron que el empresariado debía participar en la campaña para "defender su modelo de sociedad". Esta participación se concretó en diversas acciones: campaña publicitaria (entre los anuncios, el más célebre fue el de la manzana podrida y el gusano, en alusión al PSOE), actos empresariales (se celebraron más de 1.200, que congregaron a 150.000 empresarios, según datos de la misma patronal), análisis de los programas de los partidos (con especial incisión, el del PSOE) y presentación de dirigentes empresariales en las listas de los partidos de centro y derecha.

Marxismo del Este

Especialmente dura fue la valoración del programa socialista. En un documento hecho público, titulado Análisis del programa del PSOE, la patronal decía entonces: "Los objetivos más importantes y más duraderos del programa del PSOE coinciden en apoderarse de una serie de estructuras básicas, con lo cual, a pesar del fracaso de su política económica, su permanencia en el poder se hará más irreversible... Se trata de un auténtico objetivo de cambio, pero de cambio en aspectos esenciales de nuestro modelo de sociedad, que lo aproximaría en gran medida a los modelos marxistas de la Europa del Este".En cuanto. a la participación directa, alrededor de un decena de dirigentes patronales se apuntaron a listas de Coalición Popular, y alguno, a la de Unión de Centro Democrático pese a que, en el último momento de la campaña, se rompieron las relaciones entre la patronal y este último partido.

Para la campaña actual, la actitud de la CEOE ha sido completamente diferente. Los dirigentes empresariales, en distintas reuniones, decidieron dejar todo el protagonismo de la campaña a los partidos políticos. En ello han pesado distintas valoraciones; en primer lugar, el dar como seguro el triunfo socialista, sin que ello signifique que se ponga en peligro él modelo de sociedad. Sin embargo, algunos dirigentes empresariales creen que la campaña comenzó sin que el PSOE tuviese asegurada la mayoría absoluta.

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En segundo lugar, le ha producido una disociación de intereses entre la derecha política y la derecha económica. Los empresarios entienden que las nomenklaturas de los partidos han primado a la hora de confeccionar los programas electorales e incluso han impedido la consecución de la derecha natural y unida que plantase cara a los socialistas. Además, esas burocracias no han propiciado precisamente una renovación de listas electorales. Se recuerda ahora el precedente de Carlos Ferrer, que fue invitado a militar en AP, y al que incluso Abel Matutes ofreció su vicepresidencia, sin que se produjese finalmente la incorporación ante la resistencia del aparato a una afiliación por arriba. Las pocas incorporaciones de hombres de la patronal a las listas de Coalición Popular se han producido "a título personal", y en la CEOE las califican de "muy poco representativas". Algunas actitudes de intermediación entre los partidos de centro y derecha por parte de empresarios y banqueros se han interpretado como una interferencia espuria que podría tener como objetivo acabar con el fiderazgo natural de Manuel Fraga. Como consecuencia, diferentes representantes de la derecha económica entienden que se ha producido una cierta disociación entre la derecha política y su base social natural, los empresarios. Paralelamente entienden que la campaña tiene un encefalograma plano y que los socialistas están, día a día, recuperando la mayoría absoluta.

Ante esta situación, estiman que una intervención activa de las organizaciones patronales en los comicios se habría convertido, de hecho, en una debate frontal con los socialistas y que ésta no es la labor que corresponde a organizaciones profesionales no políticas. Distintos dirigentes patronales y banqueros consultados se mostraron pesimistas ante el resultado de las elecciones para los intereses de la derecha. "Esperaremos a que la situación se pudra después del 22 de junio y luego influiremos en consecuencia, para que haya una recomposición de la derecha y un equilibrio entre los representantes políticos y los representantes económicos", dijeron.

Las fuentes bancarias consultadas consideran que el protagonismo que la banca ha adquirido eja la campaña está dañando su imagen.

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