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Burón niega que el fiscal antidroga haya pedido ser relevado del cargo

El fiscal general del Estado Luis Antonio Burón, afirmó ayer que el fiscal antidroga, José Jiménez Villarejo, no le había pedido el relevo de su cargo, mientras que el propio Jiménez Villarejo había confirmado una hora antes que efectivamente había pedido el cambio de destino. Señaló además: "Me parece que no soy bastante útil".En el Ministerio de Justicia la decisión del fiscal antidroga no causó sorpresa, pues en todas sus comparecencias en el Parlamento había mostrado sus quejas de falta de competencias, medios y la falta de coordinación con los responsables policiales de la lucha contra la droga. El Ministerio del Interior, a través de su portavoz, indicó ayer que su oficina "no comenta noticias aparecidas en la prensa".

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Luis Burón manifestó a este periódico que "no ha habido ni hay prespectiva de petición de cambio de destino", respecto de Jiménez Villarejo. "Y esta mañana he despachado con el fiscal", añadió. Burón insistió en que "en la Fiscalía no ha entrado ningún escrito en ese sentido". El fiscal general del Estado no quiso hacer ningún otro comentario sobre el asunto.

Por su parte, el fiscal antidroga había manifestado una hora antes a este diario que era cierto que había pedido el relevo. Jiménez Villarejo puntualizó: "No es una pataleta. Es una decisión que tenía muy meditada desde hacía tiempo".

El fiscal antidroga manifestó también que la información publicada por EL PAIS "sustancialmente es cierta", aunque dijo que no había sido él quien la había difundido. Negó que su decisión hubiera estado motivada por el nombramiento de Miguel Solans como nuevo delegado del Gobierno en el Plan Nacional contra la Droga, sino que la hizo hace un mes, y agregó que no tenía nada que comentar, "únicamente", dijo con una media sonrisa, "me parece que no soy bastante útil".

Otras fuentes jurídicas apuntaron la posibilidad de que la petición de relevo no se hubiera realizado formalmente por escrito, sino que el fiscal antidroga hubiera mostrado su intención de tirar la toalla en una conversación privada con el fiscal general del Estado.

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Las discrepancias del fiscal con los responsables de las fuerzas de seguridad en la lucha contra la droga, y sus quejas de falta de competencias no son nuevas. A los dos meses de su nombramiento ya hizo unas declaraciones en las que afirmaba: "Si no logro tener un grupo de funcionarios policiales muy escogidos, no muy numeroso, muy especializados, a mis órdenes directas, me replantearé seguir ocupando este cargo y en último caso me marcharía".

Hace ahora un año, Jiménez Villarejo pidió al Gobierno la aprobación de un decreto por el que tuviera el "mando directo y único sobre todos los cuerpos de la policía que en España intervienen en la persecución del tráfico de droga", concretamente la Brigada Central de Estupefacientes del Cuerpo Superior de Policía y los 15 grupos regionales que operan en España, así como sobre los grupos antidroga de la Guardia Civil. Villarejo opinaba que si no se unificaba el mando sobre la policía y la Guardia Civil, su figura era "superflua".

En enero de este año, el fiscal consideró que ante la imposibilidad de coordinar todas las fuerzas, de seguridad en la lucha contra la droga, se debía depositar en el Cuerpo Superior de Policía toda la labor de investigación y coordinación. Estas peticiones no han sido atendidas.

El portavoz de la asociación judicial progresista Cándido Conde-Pumpido Tourón, declaró a EL PAIS: "Jueces para la Democracia ve con preocupación el relevo de Jiménez Villarejo como fiscal antidroga, porque es el síntoma de un giro regresivo en el enfoque global de la lucha contra la delincuencia en este país".

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