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Jack Lang propone en Francfort una biblioteca de autores europeos en todas las lenguas de la CEE

El ministro de Cultura francés, Jack Lang, inauguró la 37ª Feria Internacional del Libro, que se celebra en Francfort, con un discurso en el que propuso la creación de una biblioteca internacional de autores clásicos europeos que se publique simultáneamente en todos los idiomas oficiales de la Comunidad Económica Europea (CEE). Lang defendió también la instauración definitiva del precio fijo de los libros en todos los países de la CEE. España está representada en esta feria por casi 700 editores. Mañana, el conseller de Cultura de la Generalitat de Cataluña, Joan Rigol, presentará la traducción alemana de una obra de Salvador Espriu, La pell de brau.La Feria de Francfort ha reunido en esta ocasión a 6.500 editores que presentan un total de 92.000 novedades. Es ésta la muestra bibliográfica más importante del mundo.

El efecto de la presencia habitual de Lang en la Feria de Francfort es difícil de medir a largo plazo; sin embargo, una cifra facilitada en su propio discurso resulta elocuente de sus efectos a corto plazo: mientras sólo 200 escritores alemanes fueron traducidos al francés en el último año, los franceses traducidos al alemán en el mismo período suman 800.

Los editores españoles mostraban una ligera envidia de sus colegas franceses. La máxima autoridad española presente en la feria es el director general del Libro, Javier Abasolo. Lang ya estuvo el pasado año y pronunció una conferencia que le valió acusaciones de francocentrismo. Se aprendió la lección y en esta ocasión Francia ha tenido menos preponderancia en su discurso y se ha centrado en las interrelaciones europeas. Lang lamentó la no traducción de algunos autores alemanes al francés y recordó a los alemanes que las memorias de Marguerite Yourcenar debieron ser recomendadas por un editor de EE UU para ser traducidas al alemán.

En opinión de no pocos españoles presentes en Francfort, la política de promoción exterior francesa es un ejemplo a tener en cuenta. Así opina, por ejemplo, el secretario general de la Federación de Gremios de Editores de España, Jaume Brull. Rafael Martínez Alés, director del Instituto Nacional del Libro Español (INLE), anota por su parte la existencia de una variada oferta de textos para la enseñanza del inglés, mientras no existe lo propio para el español. "El español es", dice Martínez Alés, "tras el inglés, el idioma extranjero que más se estudia en el mundo y no tenemos un solo método de enseñanza que proponer".

Un buen espacio

Pero no todo son males para los editores españoles. Este año se muestran muy satisfechos del espacio que les ha correspondido en la feria. En la misma planta donde exponen las editoriales españolas se halla la potente, editorialmente hablando, Gran Bretaña, y también la imaginativa Italia, cuyos puestos están diseñados con más audacia arquitectónica que los de cualquier otro país. El año pasado España ocupaba un lugar casi escondido y varios editores protestaron por ello. Esta vez los que protestan son los escandinavos.

Una docena de editores españoles ha acudido este año a Francfort con una beca consistente en el pago del 30% de los gastos y el préstamo del 60% a devolver sin intereses.

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