El viaje de González a Extremo Oriente

Marcha por la Gran Muralla

La presencia del matrimonio González altera poco la vida de Pekín. Los pequineses, más acostumbrados, en los últimos años, a la presencia de extranjeros, siguen el asunto con una limitada curiosidad, motivada, más bien, por las frecuentes interrupciones del tráfico para permitir el paso de la caravana oficial, entre el intenso flujo de bicicletas y de flamantes coches japoneses que van llenando cada día más Pekín.Felipe González y Carmen Romero insisten en el aprendizaje y la práctica de la fotografía durante sus visitas turísticas. González -aficionado más veterano- asesora en ocasiones a su ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La presencia del matrimonio González altera poco la vida de Pekín. Los pequineses, más acostumbrados, en los últimos años, a la presencia de extranjeros, siguen el asunto con una limitada curiosidad, motivada, más bien, por las frecuentes interrupciones del tráfico para permitir el paso de la caravana oficial, entre el intenso flujo de bicicletas y de flamantes coches japoneses que van llenando cada día más Pekín.Felipe González y Carmen Romero insisten en el aprendizaje y la práctica de la fotografía durante sus visitas turísticas. González -aficionado más veterano- asesora en ocasiones a su esposa. Entretanto, la parte del equipaje del matrimonio González dedicado a los recuerdos del viaje va engordando poco a poco.

Más información

El jueves, Carmen Romero compró en una tienda cercana al Templodel Cielo -adonde acudió mientras su esposo se entrevistaba con el primer ministro chino, Zhao Ziyang- varios cortes de vestidos de seda y varios quimonos.

Ayer, en su recorrido turístico por la muralla china, compró tres camisetas para sus hijos con el dibujo de unos osos panda. En la muralla, González desafió a su séquito y marchó cuesta arriba durante medio kilómetro, diezmando a la comitiva, que estaba compuesta por 50 personas al comienzo del paseo y terminó reduciéndose hasta completar sólo una quincena.

Entre los que no pudieron seguir el ritmo impuesto por Felipe González se encontraba el secretario del presidente, Julio Feo, y el ex ministro de Economía y presidente del Banco Exterior de España, Miguel Boyer. El presidente del Gobierno, a la vuelta de su excursión, bromeó con Miguel Boyer: "El poder agota", le dijo. Entretanto, en tono jocoso, un alto cargo atribuía el desgaste del ex ministro de Economía y Hacienda a sus ajetreos veraniegos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En