Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La función de los controladores aéreos

Como presidente de la Asociación Sindical de Controladores Españoles de Tránsito Aéreo (ASCETA), aunque a título particular, coincido con quienes sostienen que se está provocando un miedo a volar. Además, tratando el tema con parcialidad -incluso con mentiras o verdades a medias- desde intenciones poco claras y bastardas. Una muestra: en nuestras pseudohuelgas de agosto de 1976 (tras la muerte de Franco) y febrero de 1981 (frustrado congreso de UCD e intento de golpe de Estado), los controladores recordamos cómo algunos pilotos, utilizando la frecuencia de comunicaciones de control, nos insultaban y nos llamaban antipatriotas, dentro del más impune anonimato. Acciones sindicales posteriores han venido a demostrarnos que hay dos palabras muy similares: patria y patrimonio, que suelen ser intercambiables con cierta frecuencia según el teórico que las establezca. No quiero decir que los controladores estemos faltos de agravios y reivindicaciones profesionales, pero no nos hemos de dejar manipular una vez más. ¿A qué viene ese maridaje de conveniencia entre ciertos directivos controladores y quienes nos insultaban, denostaban?

Y, ¿qué decir de la seguridad? Hay tres factores esenciales: los hombres, las máquinas y los métodos. Se dice en aviación que hacen falta miles de personas para mantener un avión en el aire, pero una sóla de ellas es capaz de derribar lo. La seguridad es, pues, algo complejo en lo que también interviene lo subjetivo. Siempre se ha hablado de la calidad profesional de nuestros pilotos. Las acusaciones vienen ahora contra los instrumentos: radares y comunicaciones. Y para mí que la Administración ha cometido el error de haber asumido la defensa global de la aviación civil española desde siempre, sin darse cuenta de que son muchos años de desidia y desorganización los que hemos soportado. Y ahora, cuando se está haciendo una labor ingente de modernización de sistemas y procedimientos, intereses poco claros no dudan en traer con medias verdades el desasosiego a la población y a nuestros visitantes.

La Administración no debe olvidar al factor humano en la aviación, y en especial a los controladores, una profesión que todavía no se ha valorado en toda su extensión. El controlador está para suplir los fortuitos fallos de las máquinas, pero decir que los fallos de los sistemas técnicos están trayendo, per se, inseguridad a nuestra aviación civil, no se tiene de pie. Y eso se encargará de demostrarlo, espero, el fiscal general del Estado, quien además tendrá que entrar en otros temas conexos con la aviación civil y que hasta ahora subyacen en el fondo de la cuestión. -

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