GENTE

Ricardo Cross

campeón del mundo y de España de power-liftin, comprobó el pasado lunes que no siempre los gestos de honradez tienen recompensa. Rícardo, que dirige un gimnasio en Marbella, donde prepara a minusválidos para esta modalidad de halterofilía y que ha organizado para mediados de este mes el primer campeonato internacional de power-liftin, se dirigió a una sucursal bancaria para cobrar un talón de 10.000 pesetas, producto de un donativo. Pero se quedó atónito cuando, tras esperar en el mostrador y recibir su corre pondíente número, en ventanilla le entregaron 348.900 pesetas en vez de...

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campeón del mundo y de España de power-liftin, comprobó el pasado lunes que no siempre los gestos de honradez tienen recompensa. Rícardo, que dirige un gimnasio en Marbella, donde prepara a minusválidos para esta modalidad de halterofilía y que ha organizado para mediados de este mes el primer campeonato internacional de power-liftin, se dirigió a una sucursal bancaria para cobrar un talón de 10.000 pesetas, producto de un donativo. Pero se quedó atónito cuando, tras esperar en el mostrador y recibir su corre pondíente número, en ventanilla le entregaron 348.900 pesetas en vez de sus pobres 2.000 duros. Sin titubeos, y a pesar de que semejante cantidad -correspondiente a otro talón- solucionaría muchos dolores de cabeza, indicó al cajero que el dinero no era suyo. El banco, a través del director, se deshizo en alabanzas a la honradez de Cross, que pensó en buena lógica que ya que había ahorrado 350.000 pesetas a la entidad, ésta podría colaborar con algún trofeo para el campeonato. Las sonrisas dejaron de ser tan amplias y sólo obtuvo un evasivo "ese es otro tema, habría que consultarlo...", antes de marcharse.

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