La muerte de un recluta
Soy una madre que perdió el único hijo que tenía cuando cumplía el servicio militar en 1982, sin que hasta la fecha se haya esclarecido la causa de su muerte.En diciembre de 1982 presentamos la oportuna demanda y, tras largos paseos, sólo hemos conseguido algunos informes, por lo cual, no de acuerdo con nuestras averiguaciones, nos dirigimos al Defensor del Pueblo, quien muy amablemente acusó recibo.
En febrero de 1984 recibimos la resolución de las diligencias previas, en las que se dice: "No hay causa penal ni negligencia alguna, y si algo de responsabilidad existiera, sería de los imaginarias".
Poseyendo informes oficiales que demuestran con toda claridad la negligencia médica -las 17 primeras horas que pudieron salvar su vida, además de otros graves errores cometidos después-, no es posible conformarse con la resolución que la justicia militar nos entregó.
Habiendo llamado a todas las puertas en solicitud de justicia, sin resultado, por segunda vez me dirijo al Defensor del Pueblo en ayuda de lo que la Constitución ampara a este respecto.-