El problema tamil de Indira Gandhi

Indira Gandhi tiene su propio. problema támil. Se concentra en el Estado de Tamil Nadu, a un tiro de- piedra de Sri Lanka. No hay, de momento, incidentes como los que han ensangrentado las calles de Amritsar, Srinagar o Bombay, pero la primera ministra india mide la importancia de sus problemas en términos de votos o poder, y en Tamil Nadu hay 50 millones de personas y dentro de unos meses habrá unas elecciones que Indira no tiene, ni mucho menos, ganadas.La dama de hierro india no es popular en Tamil Nadu, donde su partido, el Congreso (1), no tiene, el poder. Sus perspectivas de triun...

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Indira Gandhi tiene su propio. problema támil. Se concentra en el Estado de Tamil Nadu, a un tiro de- piedra de Sri Lanka. No hay, de momento, incidentes como los que han ensangrentado las calles de Amritsar, Srinagar o Bombay, pero la primera ministra india mide la importancia de sus problemas en términos de votos o poder, y en Tamil Nadu hay 50 millones de personas y dentro de unos meses habrá unas elecciones que Indira no tiene, ni mucho menos, ganadas.La dama de hierro india no es popular en Tamil Nadu, donde su partido, el Congreso (1), no tiene, el poder. Sus perspectivas de triunfo en la urnas son escasas en este Estado. De ahí que se esfuerce en nadar y guardar la ropa.

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Hace un mes, se reunió con el presidente del vecino país, Junius R. Jaya Nardene, y le reiteró que respeta la soberanía de Sri Lanka y condena la violencia separatista. Su interlocutor quería garantías de que los extremistas no recibirían ayuda desde Tamil Nadu. Indira no se las dio, pero se mostró dispuesta a mediar en la negociación de cierta autonomía para los tamiles de Sri Larika.

En mayo, India Today publicó un trabajo de investigación en el que, se aseguraba que miles de guerrilleros tamiles se entrenaban en campos de Tamil Nadu. El gobierno de Nueva Delhi lo negó, sin demasiada convicción. No es probable que investigue a fondo la denuncia. Si se descubriera que responde a la realidad, se vería en un aprieto. Una cosa es permitir el tráfico de armas y de personas y otra dejar que la India se convierta en base para los ataques a la legalidad de un país vecino y teóricamente amigo.

Los habitantes de Tamil Nadu querrían todavía más: que el Gobierno indio interviniera directamente para evitar el genocidio de los tamiles de Sri Lanka. Pero eso no es probable que lo haga Indira Gandhi. Ni siquiera por ganar un puñado de votos.

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