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CATALUÑA

Detenida en el barrio de La Mina una banda que ganaba 500.000 pesetas al día con el tráfico de drogas

La policía barcelonesa ha detenido a ocho de los componentes de una banda que controlaba el mercado de la droga en el barrio de La Mina. El negocio de este grupo alcanzaba, según la información oficial, el medio millón de pesetas diario, lo que explica las numerosas e importantes inversiones que la investigación policial atribuye a los miembros de esta banda. La desarticulación de esta importante mafia, que tiene vínculos familiares, se inició a finales del pasado año y culminó hace pocos día con la detención de todos los participantes en el proceso de compra y venta de heroína y cocaína.Las gestiones, comenzaron en 1983 con la detención de Francisco Fernández y su esposa Isabel, que regentaban un bar en la calle de Saturno, por comprobarse que en este local se efectuaba tráfico de drogas. Posteriormente, en el mes de diciembre de ese año, en una amplia operación policial, eran detenidas en el aeropuerto de El Prat de Llobregat tres personas a las que se les ocupó un kilo y medio de heroína, aunque finalmente quedarían en libertad al acusarse del tráfico de estupefacientes a un hombre de paja que asumió solo toda la responsabilidad.

Fruto de estas actuaciones, la policía pudo determinar la estructura y funcionamiento de la mafia familiar de La Mina. Según esta versión, Francisco Fernández, alias el Cascabel, de 38 años, Antonio Carmona, alias Curro, de 32 años, y Rafael Román, alias Cabrero, de 31 años, eran los encargados de adquirir la droga al por mayor.

Trama familiar

La cadena tenía su continuación, con la droga repartida en dosis de no más de 50 gramos, a través de sus respectivas esposas: las hermanas Isabel Fernández, de 31 años, María Fernández, de 30 años, y Lucía Fernández, de 27 años, que distribuían la heroína y la cocaína entre los clientes.Las entregas de droga se efectuaban en dos pisos, situados en la calle de Venus, propiedad de María del Carmen Mojada, que presuntamente obtenía un porcentaje sobre el importe de las ventas.

Hace pocos días, la policía sorprendió a los protagonistas de la operación. Se les incautaron diversas cantidades de estupefacientes, cartillas de cuentas bancarias, una escopeta de caza y un revólver y unas 800.000 pesetas en efectivo, además de un Mercedes y una furgoneta. Sin embargo, de la investigación practicada por la policía se les suponía, un patrimonio mucho mayor.

Las gestiones posteriores demostraron que lo incautado no era más que la punta de un gran iceberg. Fruto de su comercio en el mercado de la droga, los detenidos habían acumulado un importante patrimonio inmobiliario que servía de tapadera a sus ingresos ilegales. Una tienda de frutas y verduras en Sant Adrià del Besós, un restaurante en la vía Trajana de Barcelona, cuatro parcelas en la urbanización Can Durán, de Palau de Plegamans, y tres chalés prácticamente acabados en esta misma urbanización -todo ello pagado al contado- constituían la parte más importante de su patrimonio, que alcanzaba los 40 millones de pesetas.

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Se les incautaron también, en los pisos de la calle de Venus, electrodomésticos por valor de 15 millones de pesetas. Finalmente, se descubrió en la Banca Mas Sardà un pagaré suscrito por Lucía Fernández y su hija de 3 años, por valor de 16 millones de pesetas, con vencimiento en junio de 1986, por valor de 21 millones de pesetas.

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