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Un día de ira

Jomeini acostumbra desplegar las grandes ofensivas de su ejército en fiestas religiosas o revolucionarias. Casi todos creen que en estos días se gesta una ofensiva iraní de gran envergadura contra Basora. También el día 15 del mes de Jordad de 1342 del calendario solar iraní, 5 de junio de 1963, el ayatollah Ruhollah Jomeini tenía ante sí un enorme desafío.Muerto el ayatollah Burujerdi, su maestro, le incumbía a él protagonizar el combate frontal de los chiítas contra Reza Pahlevi. El sha comenzaba entonces a gobernar de modo absoluto, y acababa de hacer plebiscitar, en enero de 1963, su Revolución Blanca.

Según la oposición al monarca, aquella sólo tenía de blanca el hecho de haber sido diseñada por la Casa Blanca. El shahanshar, el rey de reyes y de los arios, según sus rivales quiso aplicar a sangre y fuego un programa de occidentalización que exigía desislamizar Irán, un país con miles de años de historia.

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Para los enemigos del sha, las reformas afectaban a las costumbres y a la estructura de la tierra, que quedaba enfeudada a la familia real o a una nueva clase financiera, taghuti, idólatra, según Jomeini, dominada por el dinero o los valores de la usura o el consumo suntuario, ajenos al Islam.

Jomeini denunció con ira a Pahlevi y a sus aliados norteamericanos, aquel 5 de junio. La policía política del sha saltó los muros de la casa de Qom del entonces sexagenario ayatollah y le detuvo. Lo envió a la prisión de Qasr-, en Teherán. Al poco pasaría a una residencia vigilada y, un año después, al exilio turco. Jomeini ya era el símbolo de la resistencia.

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Al grito de "Jomeini o muerte", decenas de miles de iraníes iniciaron la primera insurrección en las calles de Irán. Exigían la liberación del ayatollah. 15.000 vidas humanas fueron segadas por la represión. 400 de ellas en Qom. Desde aquella jornada, el sha tenía sus días contados.

"Jomeini o muerte" podría ser la consigna a corear en estas fechas del 15 de Jordad por 450.000 guardianes de la revolución y voluntarios basidjs, desplegados frente a Basora para el que desean último asalto contra Irak.

Su obsesión, orar en una crípta de la ciudad iraquí de Samarra, Irak adentro, donde en el año 874 de nuestra era el duodécimo imán de los chiitas, Malidi, según la tradición, se ocultó en las tinieblas para reaparecer en la consumación de los tiempos e instalar el reino de Alá.

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