Muere uno de los máximos renovadores del Vaticano II

El Vaticano rinde homenaje al jesuita aleman, considerado como uno de los principales impulsores del diálogo ecuménico

El diario vaticano L'Osservatore Romano dio ayer con gran despliegue, arrancando en primera página, la noticia de la muerte del teólogo jesuita alemán Karl Rhaner.El diario vaticano destacó que el 5 de marzo pasado el papa Juan Pablo II, con ocasión de la publicación del volumen 16 de los Escritos de Teología de Rahner, le había enviado al teólogo alemán "un caluroso mensaje testimoniándole su estima". Y recuerda también las palabras de Rahner al papa Wojtyla durante su última audiencia: "Soy un catedrático jubilado, vivo en Munich y espero la muerte".

Por su parte, el arz...

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El diario vaticano L'Osservatore Romano dio ayer con gran despliegue, arrancando en primera página, la noticia de la muerte del teólogo jesuita alemán Karl Rhaner.El diario vaticano destacó que el 5 de marzo pasado el papa Juan Pablo II, con ocasión de la publicación del volumen 16 de los Escritos de Teología de Rahner, le había enviado al teólogo alemán "un caluroso mensaje testimoniándole su estima". Y recuerda también las palabras de Rahner al papa Wojtyla durante su última audiencia: "Soy un catedrático jubilado, vivo en Munich y espero la muerte".

Por su parte, el arzobispo Paul Poupard, presidente del Secretariado Vaticano para las Relaciones con los No Creyentes y del consejo para la Cultura, declaró ayer que la preocupación constante de Rahner había sido siempre "la de unir a la búsqueda sistemática el carácter pastoral y ecuménico".

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En realidad, Rahner nunca fue objeto de grandes polémicas vaticanas como un Schillebeck o un Hans Kung, quizá porque nunca fue un polemista y sí más bien un investigador. Tampoco tenía el carisma del divulgador, y era un antidivo. Fue siempre considerado como un maestro a quien le gustaba vivir en la oscuridad. Al revés que en otros teólogos modernos, los escritos de Rahner parecían menos revolucionarios de lo que en realidad lo eran. Tuvo un solo gesto de protesta pública. Fue cuando dimitió como miembro de la comisión teológica internacional nombrada por el Papa para colaborar con la Congregación Para la Doctrina de la Fe o ex Santo Oficio.

Eso sí, la firma de Rahner estuvo en todos los documentos en los que se pedía justicia o libertad, o en los que se defendía del atropello a algún compañero teólogo encualquier rincón del mundo. Ayer L'Osservatore Romano insistía en que Rahner vivió profundamente preocupado "por la expansión del ateísmo en el mundo". Pero en realidad Rahner, como comentaron ayer a EL PAÍS algunos intelectuales católicos comunistas, fue para los intelectuales de izquierdas el gran maestro del diálogo entre católicos y marxistas.

Hasta el punto de que muchas de sus intervenciones en congresos internacionales y muchos de sus artículos en la revista Religión, Hoy, han sido más tarde objeto de tesis doctorales sobre marxismo y cristianismo.

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