La visita de Obiang

De la visita del flamante coronel a nuestro país se saca una clara conclusión: ha especulado con la vida del sargento Micó para conseguir la condonación de una deuda contraída con el pueblo español de 6.500 millones de pesetas, más el compromiso por parte de nuestro Gobierno de concederle un crédito de 1.500 millones que recompongan la maltrecha economía de nuestra antigua colonia, ello a pesar de que nuestros gobernantes saben que existen cauces por los que se desvía una parte importante de nuestros créditos hacia fines particulares de algunos miembros del clan.La pregunta del hombre de la calle es inevitable: ¿Qué contrapartidas se consiguen para España por semejantes concesiones al señor Obiang, cuyos coqueteos con el área francófona en materia económica son de todos conocidos? La respuesta podría ser que hemos salvado la vida de un hombre por la cual había empeñado su palabra de honor nuestro ministro de Asuntos Exteriores, señor Morán.

El Dérecho Internacional de asilo amparaba al sargento Micó al refugiarse en nuestra sede diplomática en Guinea cuando fue devuelto atado de pies y manos -valga la expresión- a un Gobierno amigo cuyos procedimientos judiciales y éticos hacen albergar serias dudas. Aquí sí pecó de ingenuo nuestro ministro -dicho sea con todos los respetos-, al no tener en cuenta el tipo de interlocutores con los que estaba tratando, los cuales ya tenían en la manga la carta que ahora ha jugado suciamente el señor Obiang. Me parece oír las carcajadas de él y de su clan al ver finalizada con éxito la maquiavélica jugada realizada en su viaje, en el que, empleando un término castizo, "nos ha llevado al huerto". /