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Escasas pero entusiastas personas asistieron a la primera jornada de la tradicional verbena de la Paloma

Varios miles de madrileños se acercaron, en la noche del sábado, a la plaza de Cascorro, en el corazón del Rastro, para participar en la primera de las verbenas que abre el ciclo festivo de la Paloma. Los asistentes, entusiastas aunque no muy numerosos a causa de la huida masiva de la ciudad originada por el fin de semana veraniego y por las vacaciones de agosto, consumieron litros y litros de cerveza, sangría y cubatas, servidos a granel, bailaron tanto el rock como el chotis, y participaron en viejos y nuevos juegos.

En los próximos días los madrileños tendrán oportunidades para la diversión callejera. La verbena de la plaza de Cascorro del pasado fin de semana fue el chupinazo de salida, aunque ligeramente mojado con un leve sirimiri.Las fiestas que hace una década parecían perdidas han vuelto. Verbenas y festejos populares que antaño se celebraban en los antiguos patios de las casas animan ahora las calles. Así, la tradicional verbena de la Paloma que cantaron las zarzuelas hará repetir durante dos semanas las imágenes costumbristas, los pañuelos y los mantones que adornarán hombros y cabezas dando a la fiesta una estampa castiza; donde las Castas y Susanas de 1983 irán al baile solas o en compañía de algún don Hilarión.

Las fiestas de la Paloma aparecen de nuevo en los barrios madrileños de San Lorenzo, de San Cayetano y de la Paloma.

Un vecino del barrio recuerda las antiguas celebraciones y los concursos de adornos. "El portal que siempre conseguía el gran premio, entonces unos 40 duros era el de la taberna de Justo", comenta. Los participantes escuchaban el organillo, hacían reuniones vecinales en torno a la sartén, comían churros y bebían una limonada comunal.

"Antes se participaba más en la fiesta, pero ahora la gente ha cambiado y casi todos vienen a mirar", dice Benito Martín, presidente de la Junta Municipal del Distrito Centro, que ha vivido siempre en el barrio. En otros tiempos, tomar la limonada o la sangría y recorrer las estaciones al mediodía era fundamental.

Hace más de 80 años que se empezaron a celebrar las fiestas de la Paloma, que en los años anteriores a 1936 se desarrollaban en la plaza de la Cebada y la carrera de Santa Lucía, con el centro de las atracciones en la plaza de San Francisco, donde, cortado el tráfico, había sitio para todos. Con el paso de los años, el espacio se fue reduciendo, y prohibir la circulación de vehículos cada vez era mas dificil porque miles de automóviles fueron reemplazando en las calles de Madrid a los antiguos carruajes.

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Antes de comenzar la guerra, la verbena se celebraba puntualmente todos los años. "Recuerdo", dice el presidente de la junta, "que precisamente cuando estalló la guerra en el barrio se estaban preparando las fiestas, y no se pudieron celebrar porque tuvimos que marchar al frente". Éste es el quinto año, después de algunos de ausencia, en el que las fiestas vuelven a celebrarse, con sus puestos de pitos, capirotes y reliquias; con explosiones de petardos, gritos de los vendedores y música de acordeones y algunos organillos, no tantos como antiguamente. Ayer, después de un largo año en espera de la gran fiesta, la verbena comenzó como siempre, con música, baile, atracciones, tómbolas y puestos de tiro al blanco; con sangría y limonada.

Los vecinos pagan los gastos

Este año las fiestas de la Paloma se han inaugurado con una buena limonada en la calle de Cabestreros. Los concurrentes asistieron después a la verbena en la plaza de Cascorro, donde Eva y sus cuplés animaron, junto con la orquesta Barbarella, la primera noche de fiestas. "El Ayuntamiento paga las atracciones y actos culturales que ofrece de forma gratuita dentro del marco de la plaza de Las Vistillas", también incluida en el recinto de la verbena, según comentó Benito Martín, concejal presidente de la Junta de Distrito de Centro.

Benito Martín nació en el barrio en el año 1919 y ha residido en él toda la vida. Dice conocer bien las fiestas de la verbena de la Paloma, de las que ha disfrutado desde niño. "Los vecinos la celebraban entonces por dar una fiesta al barrio, y ellos cubrían todos los gastos. Hoy en día", afirma, "el de la Paloma es el único de los tres barrios que participan que sigue teniendo esta costumbre, celebrar sus fiestas pagando los gastos entre todos. Estas fiestas comenzaron en honor de la Virgen de Agosto y ellos pasaron a llamarlas de la Virgen de la Paloma".

Para la celebración de este año, los residentes en el barrio han arreglado un solar y compraron las cadenetas para adornar las calles de Calatrava y de la Paloma, que son las que siempre se han adornado. También han comprado 50 palomas para soltarlas cuando pase la virgen en la procesión. Una de las tradiciones que no faltará, y que ha estado presente siempre en las fiestas, es la limonada que los vecinos ofrecen gratuitamente a los visitantes. Tampoco faltará la tradicional procesión, que se desarrollará el día 15 a las 20 horas.

El día 18 terminarán las fiestas con la entrega de premios, baile con la orquesta Adaggio y fuegos artificiales. Después queda un nuevo año de espera para disfrutar en esta tradicional verbena.

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