La gente fue la protagonista del Festival Internacional de Folklore de los Pirineos
Con un gran desfile deslucido por la lluvia, en el que participaron 40 grupos finalizó ayer en Jaca (Huesca) el festival folklórico de los Pirineos. A las siete de la tarde se arriaron las 19 banderas que, desde el pasado miércoles, ondeaban en la plaza de Biscós. Durante estos días, Jaca fue un lugar de encuentro y convivencia de razas y culturas diversas. Un año más, no obstante, el pueblo fue el gran protagonista y el que consiguió una vez más hacer diferente y único a este festival.
"En el resto del mundo los festivales folklóricos los hacen los grupos, en este de Jaca el protagonista es la gente. Aquí existe compenetración entre el público y los participantes. Conozco la mayor parte de los festivales de Europa, pero éste es distinto. Aquí el pueblo vibra y se transforma con el festival". Para Roger Lassabe la de Jaca es una cita obligatoria. Cofundador y miembro del CIOFF (Comité Internacional de Organización de Festivales Folklóricos), es uno de los mayores expertos en folklore mundial que coordina las giras por el extranjero de grupos de los cinco continentes. "Ningún festival del mundo -continúa- puede contar con grupos que se desplacen exclusivamente al mismo. El presupuesto sería tan elevado que la organización no podría asumirlo".El costo total de este festival de Jaca es algo que los organizadores siempre han mantenido en el mayor de los secretos. "Cada grupo es un caso aparte" -alegan- "ni nosotros mismos sabemos ahora lo que puede costarnos". Gracias a las subvenciones de sus respectivos gobiernos., en algunos casos, y a la organización de giras con un apretado programa, pueden llevarse a cabo manifestaciones de este tipo. "Lo normal es", explica Lassabe, "que los grupos salgan de su país por un mínimo de tres o cuatro semanas. La misión del CIOFF consiste en no dejar ningún hueco en su calendario. Hay que cubrirlo con festivales, fiestas, actuaciones particulares, etcétera. Algunos de los grupos de aquí, de Jaca, yo. los veré actuar este Verano hasta en seis lugares distintos".
El espectáculo estuvo en la calle
La mayor parte de los 40 grupos que tomaron parte ayer en el desfile final se encuentran ya en las carreteras hacia nuevos destinos, principalmente en la geografía francesa, centroeuropea o inglesa.
Jaca hoy es una ciudad dormida que ha despertado con la gran resaca del festival. Durante cinco días, sus calles y plazas han sido el principal y más auténtico escenario de esta olimpiada del folklore mundial.
El contacto de los grupos con la calle ha sido permanente, culminando con el desfile de más de dos horas por las principales avenidas de la ciudad, arropado siempre por un numeroso público que anticipadamente había reservado su lugar. Es el momento de la despedida, el más emotivo. Da comienzo a las siete de la tarde, en la plaza de Biscós, con el acto de arriar banderas. La gente, que hasta entonces había llenado todos los rincones de Jaca, se distribuye abigarrada por todo el largo trayecto marcado para el desfile. Una cabalgata cosmopolita y multicolor que se despide de esta pequeña localidad altoaragonesa que intentó que por unos días convivieran gentes de distintas etnias, ideologías y religiones.
De manera expresa se manifestó esta finalidad en el acto ecuménico celebrado ayer por la mañana con la presencia de todos los grupos. Budistas, musulmanes, hebreos y cristianos se sirvieron de la religión para estrechar los lazos de fraternidad entre todos los pueblos.
Desde el jueves al domingo Jaca intentó hacer posible esta unión. El pabellón del festival y sobre todo las calles y plazas de esta ciudad pirenaica fueron el marco adecuado para conseguirlo.
Esta 21ª edición la protagonizaron unos 2.000 participantes adscritos en 45 grupos procedentes de 19 países, y sobre todo la gente, que llenó y multiplicó en más de cinco veces los 12.000 habitantes de Jaca.
