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Una colorista fiesta cubana

El Conjunto Nacional de Folklore Cubano que actuó hasta ayer en Madrid y que hoy dirige Teresa González, con Rogelio Martínez como asesor folklorista, fue fundado en 1962 y desarrolla una labor de difusión, a través del espectáculo, que no es sino fruto último del trabajo de investigación, búsqueda y montaje planteado con rigor.El espectáculo ofrecido en el enorme patio del cuartel del Conde Duque, de Madrid, una vez más abarrotado, se estructura en dos partes bien diferenciadas, quizá demasiado: la primera presenta. manifestaciones danzadas ancestrales, cuyos simbolismos argumentales y cuyos ritmos percutidos hacen ver las fuentes africanas de las que deriva, en parte, el folklore musical cubano.

La segunda parte echa su mirada a las raíces hispanas, y consiste en un desfile de habaneras, baile de chancletas, rumbas y comparsas que creo posee menos fuerza artística, aunque, por proximidad y familiaridad, captara más directamente al público.

Aludía arriba a la delimitación, quizá excesiva, entre ambas partes. Posiblemente otra ordenación del material podría dar, a más de mayores contrastes y variedad, una dimensión didáctica acerca del singular entrecruzamiento de culturas que hay en los orígenes del pueblo cubano y, en consecuencia, de sus manifestaciones músico-populares.

Con todo, la actuación de este grupo de Cuba es sumamente atractiva, vital, colorista, y está llamada a cosechar el aplauso allá donde vaya.

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