El presidente argelino examina con su colega sirio la grave situación de la resistencia
En ruta hacia Adis Abeba, para participar en la cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), el presidente argelino Chadli Benyedid, mantuvo ayer, en Damasco, un encuentro con su colega sirio, Hafed el Asad, destinado a solucionar las diferencias que oponen a un grupo de coroneles palestinos, encabezados por Abu Musa, del movimiento Al Fatah, contra Yasir Arafat.El dirigente palestino, en un viaje inesperado a Argel, efectuado el pasado viernes, recabó el apoyo del presidente Chadli Benyedid para participar en los esfuerzos que realiza el presidente sirio para lograr la pacificación de los disidentes, quienes han reclamado la organización de un congreso general de Al Fatah para adoptar medidas "contra los cobardes y los desviacionistas".
Los dirigentes argelinos, envueltos en plena magrebización de su política exterior, difícilmente aceptarán mediar en un conflicto interno de los palestinos, pero podrían aconsejar la moderación, tal y como habían hecho durante la celebración del parlamento palestino en el exilio, en Argel, en febrero pasado.
Yasir Arafat, en una declaración formulada en la capital argelina, en la que no se refería directamente a la disidencia, ha reconocido que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) atraviesa actualmente por un peligroso momento a consecuencia, según él, de la firma del acuerdo libanés-israelí y de los complós americanos destinados a liquidar la resistencia palestina. Con extrema cautela, los medios informativos argelinos han evitado pronunciarse sobre la disidencia.
Argelia ha desarrollado dos iniciativas tendentes a mediar entre Hafed el Asad y Yasir Arafat. La primera de ellas coincidió con la celebración del Consejo Palestino en Argel, cuando Asad rechazó la petición formulada por Chadli para que se trasladara a esta última capital.
Posteriormente, los dirigentes argelinos han aconsejado a los dos estadistas un "esfuerzo suplementario" para poner fin a sus rencillas.
Según la óptica desarrollada por los medios argelinos, la propia resistencia palestina está capacitada para resolver sus problemas internos, a condición de que no se vea sometida a influencias nefastas por parte de los regímenes árabes.
Dada la complejidad de la situación en la que se encuentran los palestinos, se estima aquí que es inevitable que la autoridad de Arafat sea puesta en entredicho por algunos de sus más próximos partidarios.
La disidencia entraña, por añadidura, un bloqueo del programa de reunificación de los combatientes palestinos en el Ejército de Liberación de Palestina, bajo un mando único, cuya decisión había sido aprobada por Argel por los parlamentarios.
Por otro lado, y en la medida en que los coroneles opuestos a Yasir Arafat aseguran contar con la simpatía de la Unión Soviética, la forma en que se ponga término a la actual disidencia podría influir en las relaciones que mantienen los dirigentes soviéticos con el todavía líder de la OLP.
