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Reportaje:

La Vera carece de fábricas de cigarrillos y el cultivador es aparcero, sin tierras propias

La comarca cacereña de La Vera era agrícolamente famosa hasta épocas recientes por su cultivo del pimentón, que, aunque sigue produciéndose, ha pasado a un plano muy secundario debido a la extensiva producción tabaquera, qué ha venido a constituirse casi en un monocultivo, aunque debemos apresurarnos a decir que tiene una notoria diversificación agraria en frutos como cerezas, higos, pimentón y otros.

La producción de tabaco en España es muy reciente: hasta 1940 no se publica un decreto-ley declarando definitivo su cultivo. En 1.945 es aprobado el reglamento de concesiones y se pone en funcionamiento el centro de fermentación de Plasencia (Cáceres), ciudad situada en el límite de La Vera. En 1951 se alcanza una producción. de 19 millones de kilos. En 1980 se logran los 36 millones, de kilos. Aun en años muy adversos climatológicamente, la producción no baja de las 23.000 o 25.000 toneladas.

La importancia de este cultivo en Cáceres -y de forma singular en La Vera- ha ido creciendo sin parar año tras año. Así, en la campaña 1960-1961 su producción representaba el 40% de la total nacional, y en 1980 alcanzó el 72%.

Algunas consideraciones

El primer productor mundial de tabaco es China, pero EE UU domina, acapara, hace y deshace el comercio mundial del mismo, siendo el segundo productor mundial y ,el primer exportador de cigarrillos ya elaborados. El tráfico ilegal -el contrabando- de este producto constituye una de las tramas negras, de carácter mafioso más importante -junto al de las armas, bélicas y el de las drogas- del mundo. Son varias decenas de miles de millones anuales las que el fisco español pierde -deja de ingresar- anualmente por el contrabando de tabaco, que entra ilegalmente en nuestro país preferentemente por Galicia, ya que por Algeciras y su zona el tráfico ilegal más notorio es el de drogas.Las protestas de los cultivadores españoles y sus luchas contra las importaciones de Tabacalera han sido continuas desde hace muchos años, y aún persisten. Los cultivadores. estiman que las importaciones de tabaco que realiza anualmente. Tabacalera son excesivas, con lo que se perjudica los intereses nacionales, limitándose además la expansión de su cultivo, que, por otra parte, la fija la Administración. "Sería muy peligroso pasar del monopolio estatal al oligopolio de las multinacionales", según los expertos en el tema.

Otra reivindicación extremeña de siempre; desatendida por la Administración, es que a Cáceres, que produce casi las tres cuartas partes del total nacional, se le niega que disponga de fábricas in situ, mientras éstas se ubican en otras regiones, donde dejan todo su valor añadido, que en este cultivo, por su incidencia tanto industrial como del sector Servicios, es altísimo, según los expertos Pérez Curto y García de Arce. "A Extremadura", nos señalarían repetidamente en La Vera, "que es la región más atrasada de España y con mayor paro, se la deja otra vez condenada a ser una región dependiente, sujeta al colonialismo de regiones más ricas, donde se elaboran nuestros productos. Vamos que tenemos la consideración de región tercermundista suministradora de materias primas".

En Cáceres se producen las variedades de tabaco más apreciadas: el denominado Burley y el Flue-Cured o amarillo. Del primer tipo, Cáceres produce el 70% del total nacional, y de la segunda variedad, el 90%. Cáceres se viene preparando ya desde hace tiempo para adoptar sus tipos de producciones con vistas al ingreso en la CEE, lo que, a decir de los técnicos, permitiría abrir rápidamente nuevos mercados en condiciones muy ventajosas para este subsector. (Hecho aparte es el problema que cara a la CEE tendrá que afrontar el monopolio de tabacos que precisará de muchos reajustes, Pero éste es otro tema.)

La Vera es quizá la zona más rica de Extremadura. Permanece fresca y verde aun en las épocas en que el sol agosta todas las comarcas limítrofes. El agua, tan abundante en la comarca shuada en el pie del monte de Gredos, a través de bellísimas gargantas hace el milagro de convertir a La Vera en un oasis. Si bella es por su paisaje, no menos lo es por la arquitectura Popular, cuyas construcciones han merecido estudios especializados. Tal es la abundancia de aguas, que en muchos de sus pueblos (Valverde de la Vera, Villanueva de la Vera, etcétera) el agua discurre por sus calles por pequeños canales abiertos en su mitad. "El agua", dicen los naturales de la comarca, "es el símbolo de nuestra vida".

Pero no todo lo que entra por los ojos responde luego a la total realidad de los hechos. Porque siendo en verdad La Vera una comarca notable por su pintoresquismo y belleza, y rica en su suelo, el sistema de propiedad de la tierra hace que, paradójicamente, sea el escenario vivo de un medio de alquiler de la tierra que arranca de la época medieval y que en toda Europa ha desaparecido prácticamente: la aparcería o medianería. Este sistema consiste en que el dueño de un terreno parcela éste, lo divide en lotes y lo alquila por temporada agrícola. El agricultor -generalmente campesino sin tierras propias o minifundista- ha de poner casi todo: trabajo, maquinaria riesgos y acarreo de cosechas hasta el secadero. A cambio del alquiler de la tierra ha de entregar al dueño de ésta la mitad de la cosecha obtenida. El propietario suele poner también la semilla y los abonos, aunque, hay otros tratos más ventajosos o menos gravosos para el que alquila la tierra.

Como los lotes de terreno que se le alquilan al aparcero o mediero no suelen tener más de cuatro o cinco hectáreas, la mitad de lo que obtiene por la cosecha no le permite vivir con desahogo, y en años de cosechas malas gana sólo para subsistir.

Una vida dura

Por otra parte, las condiciones de vida del aparcero (o, por mejor y más exacto decir de toda la famlia, pues la totalidad interviene en el cultivo) son muy duras. Casi nueve meses al año viven en los se caderos de tabaco, que no reúnen las mínimas condiciones de habitabilidad ni salubridad. Con la mo torización, los períodos que se ven obligados a vivir en los secaderos son más cortos, pero en épocas de siembra y recolección es casi obligada su estancia permanente.Sólo en Canarias sucede algo similar con los aparceros del tomate, que viven en chozas en las parcelas alquiladas en condiciones de extrema dureza, hasta el punto de que hace años el obispo de Las Palmas publicó una homilía llamando la atención ante el flagrante abuso y explotación de que eran objeto por los propietarios de la tierra.

Por último, aunque tiende a corregirse, los contratos entre amo de la tierra y aparcero suelen ser verbales, con lo que, por un lado, se intenta encubrir la aparcería y, por otro, el mediero siempre está en el aire, nunca tiene derechos adquiridos ni la seguridad de que en la próxima temporada el dueño le alquile un lote.

El campo español, sobre todo en ciertas zonas, sigue siendo el gran olvidado de la economía nacional, y no sólo económica, sino socialmente.

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