Cartas al director

Legalidad en el Ateneo

Es totalmente cierto que "ninguna de las dos partes interesadas tiene el monopolio de la razón", tan cierto como que tampoco tienen dicho monopolio sus editorialistas. Empero, se permiten la osadía de sentenciar que "en una asamblea celebrada el pasado 19 de enero que desembocaron (sic) en la antirreglamentaria proclamación de una irregular junta gestora". Si se hubiesen tomado la molestia de leer los vigentes Estatutos del año 1932, estos desinformados editorialistas habrían descubierto con verdadero estupor por su parte que en los artículos 14 y 15 está perfectamente contemplada la situación...

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Es totalmente cierto que "ninguna de las dos partes interesadas tiene el monopolio de la razón", tan cierto como que tampoco tienen dicho monopolio sus editorialistas. Empero, se permiten la osadía de sentenciar que "en una asamblea celebrada el pasado 19 de enero que desembocaron (sic) en la antirreglamentaria proclamación de una irregular junta gestora". Si se hubiesen tomado la molestia de leer los vigentes Estatutos del año 1932, estos desinformados editorialistas habrían descubierto con verdadero estupor por su parte que en los artículos 14 y 15 está perfectamente contemplada la situación producida en la asamblea del día 19 dándola como legal.Más de medio millar de ateneístas han contemplado todo lócontrario de lo que se le pretende hacer ver en el desafortunado editorial. La Junta Gestora elegida legalmente por la abrumadora mayoría de los asambleístas a mano alzada como mandan los estatutos, es soberana. Pese a quien pese. Y los que. creen que tienen unos votantes, con presentarse en las próximas elecciones y ganarlas, quedarán, si es que lo logran, satisfechos. Pero mientras no caiga esa breva, que no está el moráceo precisamente para tales maravillas, no se nos alcanza a nadie el que unos señores que predican orden, continúen ocupando por la violencia y en contra de la voluntad de la mayoría las dependencias de la secretaría, a donde llegan como furtivos por los accesios traseros de la casa, sitos en Santa Catalina, 10. Y aún nos asombra mucho más el que éstos amartelados enamorados del sempiterno orden expulsen socios, después de haber sido ellos expulsados con anterioridad por la asamblea. O se guarda un orden riguroso, o se deja en paz al orden, que es lo más sensato.

Como supongo que su grupo de presión no le tolerará el que publique esta réplica a la que tengo derecho, le suplico no se tome la molestia de abogar por ello ante tan omnipotentes oligarcas, y siga contándome entre sus admiradores que siempre me hallará a su entera disposición./

socio del Ateneo de Madrid.

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