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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Talento / TVE

El vicepresidente señor Guerra dijo, más o menos, eso de que en Televisión Española no hay un gramo de talento (atribuido).Bueno, pues ayer por la mañana, cojo, agarro y me voy a la Biblioteca Nacional, donde Sánchez-Dragó filma un programa cultural, me parece que semanalmente. Era con Umberto Eco y por eso fui. Sánchez-Dragó le hace notar a Eco que sus posiciones verbales parecen más radicalizadas que las actitudes de sus libros, donde se diría, incluso, que hace una defensa de los sistemas capitalistas de Occidente. El italiano replica que sus libros hay que leerlos en clave de ironía. Dragó le pide que se explique sobre eso de la ironía. Y Eco:

-Pretende usted la cosa más horrible del mundo: definir la ironía.

Para terminar la entrevista, y a propósito del último título de Eco, que es El nombre de la rosa, Dragó le recuerda que Juan Ramón Jiménez escribió: "No la toques ya más, que así es la rosa". Sánchez-Dragó, escritor de éxito y entrevistador de televisión, olvidó en ese momento, sin duda, entre Kenia y Prado del Rey (dos tierras incógnitas), todo lo referente a JRJ, que es así: este poema de dos únicos versos pertenece a la Segunda antolojía del gran lírico y se titula, precisamente, El poema.

Su sentencia viene a decirnos que el poema no debe tocarse demasiado (y perdón por explicar lo inexplicable, como la ironía), que debe ser espontáneo y natural, como la rosa. La rosa, aquí, sólo es un ejemplo, o sea que el sujeto de esta oración es el poema, y, por tanto, JRJ escribió: "No le toques ya más / que así es la rosa".

Sólo dicen la por le nuestras tías y quienes citan a Juan Ramón de oídas, perdidos en sus tierras incógnitas. Más que el decoro de Dragó, que él mismo puede defender muy sobradamente, me preocupa el decoro de Televisión Española.

Como estas grabaciones pasan por muchas manos (y aunque ignoro el día en que se va a dar lo de Umberto Eco), me parece que hay tiempo de corregir en la banda sonora una sílaba del escritor aventurero, porque, frente a los humildes millones de lectores de este periódico, a la entrevista Eco/Dragó le esperan los millonarios millones de telespectadores y, muy posiblemente, entre ellos, el vicepresidente señor Guerra, quien, como hombre culto, como lector de poesía y como paisano de Juan Ramón, quizá tendría que añadir, muy justamente, a su sentencia de que en TVE no hay talento, el que tampoco hay cultura.

Esta minimalia (que hubieran escrito Ortega o los orteguianos), nos lleva a considerar si en todo el Estado español no hay un interlocutor válido para Umberto Eco, quien, como muy recientemente ha fijado el joven maestro Cueto en este periódico, nos llega tarde, como Warhol o Lichtenstein. Pero sí que hay interlocutores válidos para el gran comunicólogo italiano, naturalmente. Incluso sin salirnos de Televisión Española y sus espacios culturales, sin necesidad de ir a buscarlos a Kenia, encontraríamos en Andrés Amorós, por ejemplo, el hombre que hace Alcores, un presentador cultural que juro por mi deshonor no ha dicho ni dirá nunca "no la toques ya más".

Ayer fue todo él un día italiano. Umberto Eco en la Nacional, en el Hotel Sanvy, en la presentación de su libro. La transvanguardia italiana presentada por el embajador Raffaele Marras en la Caja de Pensiones.

El Renacimiento, una vez más, nos viene de Italia. Pero a nuestro pedáneo 3, esforzado renacimiento/regeneracionismo (del que he hablado aquí, osadamente, a Príncipe Felipe) debe cogerle preparado.

El PSOE ha demostrado en pocos meses y pocos garbanzos que tiene interlocutores válidos para Mitterrand (Morán); para Fidel Castro (Solana); para Aguirre / Banesto (Felipe). ¿Cómo no va a tener España un interlocutor válido para Umberto Eco?

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