El Gobierno francés podría ayudar económicamente a la agencia France Presse

La agencia de noticias France Presse (AFP), la cuarta del mundo, de carácter paraestatal, atraviesa un momento crítico en el plano económico y social. El Gobierno socialista podría concederle un préstamo de 250 millones de francos (4.500 millones de pesetas) para realizar un plan promocional a lo largo de cinco años. Ayer, martes, sus empleados (2.000 aproximadamente) realizaron una huelga de cuatro horas, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde, en el mismo momento en que se reunía el Consejo de Administración para tomar decisiones que afectarán al futuro de la agencia.

Con la autorización de la dirección de la AFP, dos periodistas de dicho medio elaboraron últimamente un informe sobre la situación de la agencia. En un principio, dicho texto debía editarse para conocimiento público. Pero una vez concluido, según los autores del mismo, el director general de la agencia, Henri Pigeat, lo calificó de panfleto y fue condenado al anonimato. Fue entonces cuando los dos periodistas decidieron su impresión clandestina y cien ejemplares ruedan por la redacción de la agencia de noticias AFP.Este hecho ha afectado al clima de inquietud reinante respecto al futuro de la AFP. Los estudios que se vienen haciendo a nivel de la dirección desde hace tres años indicarían que "de no tomar medidas, estoy convencido de que la AFP va hacia la ruina como agencia mundial", parece ser que certificó el director general, Pigeat. Mientras sus competidoras más importantes, la Reuter y la Associated Press, ganaron dinero los dos últimos años, la AFP perdió seis millones de francos en 1981 y ocho millones el año pasado. Los ingresos procedentes de la clientela extranjera han bajado desde el 18,8% hasta el 13,9%, y -en sentido contrario- los salarios han progresado más que los precios y hoy representan el 70% del presupuesto de la agencia.

Para afrontar el futuro, desde hace ya tres años los responsables de la agencia han elaborado un plan de desarrollo que ahora el Gobierno socialista estaría dispuesto a llevar a cabo si se cumplen ciertas condiciones, muy particularmente en materia de un control de los salarios que, a su vez, se enmarcarían en un plan general de economías.