Orbegozo, una dimisión en pleno éxito
José Luis Orbegozo, ingeniero industrial donostiarra, de 53 años de edad, presidente de la Real Sociedad desde hace dieciséis, no terminará la temporada en su cargo. El hecho, anunciado ya hace algunos días, puede resultar sorprendente si se tiene en cuenta que el club guipuzcoano es bicampeón de Liga y reciente primer ganado de la Supercopa. Su marcha tampoco tiene que ver con la trayectoria poco brillante del equipo en la Liga de este año, en que las lesiones de hombres clave han motivado, sobre todo, su falta de capacidad goleadora.
Según Orbegozo, la decisión no puede pillar de sorpresa: "La plantilla profesional, técnicos y jugadores, conocía desde antes del comienzo que no terminaría esta temporada. Y por eso nadie puede darse por sorprendido, al menos dentro del club".Orbegozo se empeñó en hacer un equipo de la cantera, en echar mano únicamente del Sanse, y ello tuvo unos suculentos premios: dos títulos de Liga y una Supercopa. Antes de que llegara a la presidencia (anteriormente fue tesorero un año), la Real acababa de reconquistar la Primera División.
Otra de sus ideas fue dotar a San Sebastián de un nuevo campo que sustituyera al ya impresentable de Atocha. En la conversación con el todavía hoy presidente realista, todos los caminos conducen a Zubieta, el campo nuevo imposible, situado a escasos metros del hipódromo donostiarra. En este tema, las cosas no le salieron tan bien. Aprovechó la concesión a la Real de una subvención a fondo perdido para emprender la construcción de la infraestructura de un estadio mundialista, donde teóricamente debía ubicarse un campo para los juveniles.
Pero justo en ese momento, llegaron los ayuntamientos democráticos. Y la antes habitual política de hechos consumados en urbanismo tocó a su fin. PNV y HB se pusieron de acuerdo, por una vez, para poner luz roja al proyecto que la Real, incluidos sus jugadores, defendía abiertamente. PSOE, EE y CI, grupo este afín a UCD, defendían la construcción del nuevo estadio para que San Sebastián fuera sede del Mundial.
Después de cuatro largos años y de que se perdiera la gran oportunidad mundialista, la capital donostiarra y su primer equipo están sin nuevo campo.
Orbegozo estima que lo que él ordenó hacer en Zubieta está "fenomenalmente hecho". Y no admite ninguna crítica, ni tan siquiera el que obrara con precipitación. Tampoco acepta que hubiera sido más conveniente invertir el dinero de otra forma, para construir, por ejemplo, unas instalaciones como las del Athlétic de Bilbao en Lezama. Ni tan siquiera, que el actual foso y todo lo realizado con vistas al Mundial sean un lujo estéril e innecesario. "Eso de que el foso no sirve para nada es algo que se está prejuzgando. Porque todavía no es definitivo que no se vaya a construir. No hay otra alternativa posible. Porque no sólo hay que pensar en la ubicación, sino también en la financiación. Si elegimos un lugar que encarezca el campo en 300 o 500 millones, ¿con qué lo va a pagar la Real? Tiene que ser la mejor ubicación dentro del menor coste. Insisto en que con Zubieta seríamos uno de los clubes con una economía más saneada".
Hay quien asegura que el PNV quería hacerse con la presidencia de la Real, después de conseguir la del Athlétic del Bilbao, por medio de Beti Duñabeitia. Y que Orbegozo -hombre con prestigio y poco sospechoso de componendas con el régimen anterior- era poco dúctil para dejarse englobar en una maniobra así. Pero de hecho, dos hombres de la alternativa oficiosa del PNV integraron la directiva de Orbegozo hace unos tres años. Paradójicamente, ellos también terminaron siendo partidarios de Zubieta, en contra de las tesis de su partido.
Cuando se le pregunta al presidente de la Real sobre estos temas, dice que "no sabe, no contesta". Pero cuando se le formula la cuestión de manera directa, o sea, si Zubieta se hubiera construido si él hubiera sido del PNV, es más explícito. "Creo que tampoco en ese supuesto. Porque el Gobierno vasco, que todos sabemos en manos de quién está, se posicionó a favor. Y en cambio, los hombres del PNV de San Sebastián se obstinaron en el no. No cabe mayor desprecio a los propios dirigentes del partido. De todas formas, yo no soy hombre de bastidores y no me he movido en ese terreno. Yo estoy en el fútbol sin condicionamientos de ningún tipo, con una personalidad, la mía, que puede haberse manifestado en la Real. Pero nunca me ha preocupado si había movimientos parapolíticos ni me ha interesado controlarlos o cortarlos. Lo cierto es que a mí nadie me ofreció nada en este sentido. Quizá porque conocen mi carácter independiente".
Piensa que su sucesor se va a encontrar una situación con una gran capacidad de riesgo y un futuro incierto, "porque no se puede salir a disputar un rally con un seiscientos". "Sería un flaco favor que se hiciera cargo alguien de fuera. Porque en los primeros meses podría acumular muchos errores irreparables, no por incapacidad, sino por inexperiencia". De momento, no hay fecha segura para la despedida. No parece, sin embargo, que vaya a producirse antes de la eliminatoria de Copa de Europa con el Spórting de Lisboa.
"Quiero dejar resuelto el tema del reparto del Mundial, que es un asunto que he llevado yo personalmente y que también lo quiero concluir. El club, cuando yo me vaya, quedará con superávit. Hay otros temas, que por prudencia, no puedo revelar, pero que también quiero resolver antes de irme".
Es inevitable preguntarle si entre esos otros temas está la renovación del contrato de López Ufarte. "También me gustaría dejarlo resuelto. Pero no es indispensable. Es normal que los jóvenes sean más apasionados que los mayores en sus planteamientos. Creo que el de López Ufarte tiene precisamente ese defecto. Por otra parte, ha sido la excepción que confirma la regla. El resto de los jugadores de primera fila siempre han sabido defender sus intereses profesionales, pero dentro también de la racionalidad que exige un planteamiento modesto como es el nuestro. Con el nuevo campo, el crecimiento de las necesidades económicas habría sido fácilmente absorbible".
Aceptación condicionada de Anoeta
La directiva del club dio a conocer recientemente un informe en torno a la ubicación del nuevo estadio en la zona de Anoeta, junto a la actual ciudad deportiva. La propuesta proviene de los concejales de Herri Batasuna en el Ayuntamiento de San Sebastián y ha sido oficialmente asumida por éste. La Real Sociedad ha aceptado esta solución si se cumplen una serie de condiciones, que prácticamente son una forma de decir "no" a la propuesta del ayuntamiento.En el informe se asegura que hay muchos puntos oscuros. Por ejemplo, se considera que el enlace de carreteras previsto es atípico, muy forzado y de muy difícil circulación. Se estima, además, que deberían preverse 4.500 plazas de coche y no las 1.200 de la propuesta municipal. Otro inconveniente subrayado es la proximidad de la zona hospitalaria, cuyas comunicaciones quedarían seriamente dificultadas en los días de partido.
No obstante estos negativos considerandos, el club daría su conformidad a la ubicación del estado en la vaguada de Anoeta con seis condiciones. Que el costo no fuera superior al de Zubieta. Que si algún día se demostrara la incompatibilidad con la zona hospitalaria, el ayuntamiento correría, íntegramente, por los gastos de construcción de otro estadio de Zubieta. Los mencionados 4.500 aparcamientos. Se pide también la realización de un estudio impacto para la zona, con cargo al ayuntamiento. Y la Real no debería abonar ni una sola peseta de los gastos de desviación y nuevo trazado de una carretera circundante. Asimismo, propone que el Gobierno vasco o el ayuntamiento dictaminen si es lógico un mayor endeudamiento del previsto por el club para Zubieta.
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