Crítica:

Ingrild Haebler abre el curso de Cantar y Tañer

Ingrid Haebler.Cantar y Tañer, programa Beethoven. Variaciones y sonatas. Ingrid Haebler, pianista, y Peter Daue1sberg, violonchellista.



Sala Féni
x. 28 de octubre.



Inauguró Cantar y Tañer su vigésimo noveno curso con una audición de música de Beethoven para violonchello y piano, interpretada por Ingrid Haebler y Peter Dauelsberg. Doce variaciones sobre un tema de Judas Macabeo (1797) y las sonatas terceras, cuarta y quinta (1808-1815) encontraron en los solistas invitados una comprensión seria y de alto estilo y una ejecución muy considerable....

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Ingrid Haebler.Cantar y Tañer, programa Beethoven. Variaciones y sonatas. Ingrid Haebler, pianista, y Peter Daue1sberg, violonchellista.

Sala Fénix. 28 de octubre.

Inauguró Cantar y Tañer su vigésimo noveno curso con una audición de música de Beethoven para violonchello y piano, interpretada por Ingrid Haebler y Peter Dauelsberg. Doce variaciones sobre un tema de Judas Macabeo (1797) y las sonatas terceras, cuarta y quinta (1808-1815) encontraron en los solistas invitados una comprensión seria y de alto estilo y una ejecución muy considerable.La Haebler figura entre las mejores pianistas de la escuela austriaca, con especial capacidad para traducir, en toda su veracidad, los clásicos y románticos vieneses (de Haydn a Schubert), tanto como el gran legado beethoveniano. Dauelsberg es alemán y ha residido parte de su vida en Brasil. Tiene buenas condiciones y larga práctica en la música de cámara, y su bello sonido se vio herido, a veces, por defectos de afinación.

Las Variaciones-Haendel constituyen, con las dos colecciones de variaciones sobre Laflauta mágica y la transcripción violonchelística de la Sonata para trompa y piano, la aportación beethoveniana a la literatura violonchelística, sin olvidar el coprotagonismo del instrumento en el triple concierto op. 56. Las tres series de variaciones se encuadran en el primer estilo (datan de 1797-1801), con lo que la audición de Cantar y Tañer logró una imagen completa de la creación beethoveniana.

Con todos los valores del violonchellista Peter Dauelsberg, y a pesar de la gran cohesión ejecutiva e ideológica con la pianista, fue inevitable que la atención de los oyentes se fuera hacia cuanto hacía Ingrid Haebler de tanta belleza como interés. Lo que en definitiva significa una cierta forma de desequilibrio.

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