El Athlétic resolvió en la primera parte

Con grandes apuros y mucha suerte, un Athlétic que naufragó estruendosamente durante todo el segundo tiempo, venció anoche a un correoso Sevilla que no logró transformar las numerosas ocasiones de que dispuso en la última media hora.Pocas veces van a encontrar los discípulos de Manolo Cardo un enemigo tan desconcertado como lo fue su rival de anoche durante gran parte del encuentro. Clemente había hecho rogativas para que, tras una semana de sofoco y viento sur, lloviera en Bilbao. Llovió abundantemente durante todo el día, pero el agua caída no evitó que la confusión de ideas se apoderase de ...

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Con grandes apuros y mucha suerte, un Athlétic que naufragó estruendosamente durante todo el segundo tiempo, venció anoche a un correoso Sevilla que no logró transformar las numerosas ocasiones de que dispuso en la última media hora.Pocas veces van a encontrar los discípulos de Manolo Cardo un enemigo tan desconcertado como lo fue su rival de anoche durante gran parte del encuentro. Clemente había hecho rogativas para que, tras una semana de sofoco y viento sur, lloviera en Bilbao. Llovió abundantemente durante todo el día, pero el agua caída no evitó que la confusión de ideas se apoderase de sus jugadores.

El Sevilla había sido, durante la primera parte, el equipo incómodo de siempre, con marcajes muy estrechos, al hombre, que impidieron a Sarabia y los suyos acercarse a las proximidades de Buyo en condiciones. Sin embargo, habían bastado dos arranques de genio para colocar en el marcador un 2-0 que parecía presagiar un segundo tiempo más movido, ante la previsible apertura de líneas a que se vería obligado el Sevilla.

Y así fue, en efecto durante unos 10 minutos. Pero a partir de la entrada de Montero en el campo, en el minuto 6 de la segunda mitad, Pintinho, bastante suelto de marcaje, comenzó a fabricar una serie de jugadas, con envíos adelantados a los extremos, que pusieron de manifiesto una y otra vez la debilidad de la zaga bilbaína en la que no dió resultado el experimento de colocar a Nuñez como central para suplir las bajas de Goicoetxea y Bolaños.

El brasileño del Sevilla no sólo dió a Magdaleno un pase de la muerte de libro que serviría para acortar distancias cuando aún quedaba media hora de juego, sino que propició otras cuatro o cinco ocasiones clarísimas que, unas veces por precipitación y otras por falta de fortuna, no lograron transformar los tres hombres de la vanguardia sevillista. Con todo, tanto Magdaleno como López y Santi, pero sobre todo este último.

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