Ir al contenido
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El PCI y el hijo pródigo

No cabe duda de que las últimas declaraciones oficiales del Partido Comunista italiano sobre la crisis polaca y el sistema soviético representan un giro en la historia de ese partido y de la propia Italia. Estas declaraciones suponen nada menos que la "excomunión" del Partido Comunista soviético.En ellas se manifiesta que ha perdido su "fuerza motriz" y que sus "presiones intransigentes" e "injerencias inadmisibles" son las razones principales de la tragedia polaca y de las "tremendas crisis periódicas" de la Europa del Este.

Este análisis histórico va acompañado de un rechazo ideológico total del modelo soviético, y de una declaración categórica de que al socialismo le es necesaria la democracia que bien podría haber sido firmada por Karl Kautski.

Algunos de los dirigentes más antiguos del PCI han manifestado públicamente que hoy por hoy tienen que admitir que la separación de los comunistas del Partido Socialista italiano, en 1921, había sido un error imperdonable y que el gran líder socialdemócrata de la época, Filippo Turati, había tenido razón al condenar tal separación y ya había anticipado que llegaría el día en que .los comunistas tendrían que reconocer su error.

Esta es una declaración muy importante, aun cuando, evidentemente, llega muy tarde.

El regreso del hijo pródigo recibe siempre una calurosa acogida. Pero en este caso la acogida, por parte de los partidos democráticos italianos, ha sido dispar. Todos han acogido bien tanto estas resoluciones como el hecho de que se hubiera llegado a ellas mediante un debate abierto en el seno del partido, antes de ser aprobadas por el Comité Central, con la única oposición de Armando Cossutta.

Los democristianos, a través de su líder, Flaminio Poccoli, han llegado a admitir que después de este "giro" en la historia del PCE el "problema comunista" se presenta bajo una nueva perspectiva, esta admisión implica que la posibilidad de una cooperación gubernamental con los comunistas podría volver a ser considerada por la Democracia Cristiana.

Es más: el "problema comunista" podría ser uno de los temas centrales de la conferencia del partido democristiano en abril próximo.

La "tercera vía"

Pero tal admisión no es general. Los líderes socialistas han adoptado una postura muy crítica ante el hecho de que aún cuando el PCE rechaza el modelo soviético, sigue condenando en términos muy duros la "experiencia socialdemócrata" occidental, sugiriendo veladamente que ha de inventarse una "tercera vía".

A esto los socialistas replican que no hay una "tercera vía", y que la carencia de una "opción occidental" clara en el PCI supone una posición ambigua y peligrosa.

Es seguro que se seguirán planteando más debates de este tipo entre el PCI y los otros partidos, y es importante mantener a los comunistas bajo una presión constante, sobre todo si se tiene en cuenta que gran parte de los comunistas de base se resisten a cambiar la línea del partido. Por eso es preciso ejercer una contrapresión desde fuera del partido.

Pero tengo la impresión de que el problema real en un futuro próximo no va a ser el de medir exactamente, día a día, la distancia recorrida por los peregrinos en su vuelta al hogar occidental.

Estoy convencido de que lo que ha sucedido podrá eliminar por sí solo muchos de los obstáculos ideológicos que han impedido al PCI ser aceptado como "compañero gubernamental" potencial por los otros partidos y por los aliados de Italia.

Desde ahora, Berlinguer representará un serio desafío al intento de Craxi de convertirse en el árbitro de la política italiana.

En la actualidad, en medio de una seria crisis Este-Oeste, aún perviven muchos de los obstáculos que imposibilitan la suma del PCI a una coalición gubernamental. El PCI se opone a cualquier tipo de represalias contra la Unión Soviética o Polonia, y a cualquier tipo de limitación de la ayuda económica occidental a Polonia: también se opone a los "euromisiles" de la OTAN.

Si en estos momentos el PCI formara parte de una coalición gubernamental se hubiera producido inevitablemente una crisis de Gobierno.

Pero aun cuando hay mucha. gente consciente que considera. que en la actualidad la presencia de los comunistas en un Gobierno de coalición sería perniciosa, pues debilitaría a Occidente (y yo comparto ese punto de vista), la situación puede cambiar en el futuro.

Participación comunista en el gobierno

Si se produce, y cuando se produzca, algún tipo de distensión en las tirantes relaciones Este-Oeste, el problema de la participación comunista en un. Gobierno de coalición podría. volver a dominar la vida política italiana.

Esta posibilidad plantea, por sí misma, una serie de serios problemas a Bettino Craxi.

El líder socialista precisa con urgencia de un éxito político importante, y lo antes posible, para. reforzar sus aspiraciones como posible futuro primer ministro de Italia.

El desafío comunista (fortale-, cido por el precedente francés) hace aún más urgente tal necesidad.

Esta situación no presagianada bueno para la estabilidad. futura del Gobierno italiano actual, ni para la estabilidad de las coaliciones gubernamentales italianas en un futuro próximo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_