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Críticas a la gestión de Rojas Marcos en la apertura del IV Congreso del PSA

La reciente crisis interna sufrida por el Partido Socialista de Andalucía gravitó de forma considerable sobre la sesión de apertura del cuarto congreso ordinario de la organización nacionalista, celebrada ayer tarde en un hotel sevillano. Las críticas a la dirección saliente, que encabeza Alejandro Rojas Marcos, fueron nota destacada en las primeras intervenciones de delegados.Ya en el mismo acto de apertura se hizo evidente la ausencia prácticamente total de delegados de las provincias de Granada y Huelva (cinco por cada una de ellas, según las fuentes oficiales), donde la crisis interna ha supuesto casi la desaparición del partido. A continuación, el presidente de la mesa del congreso, José Aumente, destacaba en sus palabras inaugurales que «el PSA ha estado al borde mismo de la autodestrucción» y que a partir de ahora había que hacer una política menos superestructural -«ya no caben los pactos y componendas propios de la etapa suarista»- y más dirigida a la calle y al pueblo.

El propio Rojas Marcos, recibido por los delegados en absoluto silencio, hizo un balance de la gestión del comité nacional en tono pausado y reflexivo y llegó a mostrar su preocupación porque el reglamento del congreso impida a los delegados expresarse de manera directa sobre la persona que habrá de ocupar el cargo de secretario general del PSA. «Nadie es imprescindible», indicó, a la vez que solicitaba a los congresistas que acudiesen a la mesa a pronunciarse sobre su permanencia o no al frente del colectivo nacionalista. En principio, la reelección de Alejandro Rojas Marcos parece asegurada.

No obstante, cabe señalar que las cuatro primeras intervenciones de delegados acerca del informe tuvieron, con distintos matices, como nota común una considerable carga crítica contra la dirección. Uno de los intervinientes llegó a referirse a Rojas Marcos como «el señor secretario». Pero lo más destacado fue el análisis de Diego Carrillo, de Sevilla, quien rechazó el informe por no profundizar en las causas de la crisis interna padecida por el partido y preguntó si el PSA era realmente hoy un instrumento de liberación de las clases populares y los trabajadores de Andalucía, acusando a la dirección de ambigüedad ideológica.

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