Movilización ciudadana en defensa de las libertades
El 8 de mayo, a las doce en punto de la mañana, la gente se paró en silencio en la calle. Las emisoras de radio permanecieron abiertas a las ondas, pero sin emitir señales. Las fábricas, las oficinas, los campos y todo el país quedó en silencio, a pie firme, durante dos minutos. Era la respuesta ciudadana a los provocadores, que con sus acciones terroristas pretendían arrumbar el sistema de libertades y declarar derogada, a punta de pistola, la Constitución de la Monarquía parlamentaria.
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