ECOLOGIA

La contaminación por anhídrido carbónico se doblará en los próximos cincuenta años

El aumento de anhídrido carbónico (CO 2 ) en la atmósfera como consecuencia de las combustiones de productos fósiles (fundamentalmente carbón y petróleo), con el fin de obtener energía, ha sido objeto de un profundo estudio por la organización Earthscan (Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo), dependiente de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda y la Agencia Canadiense del Desarrollo.En el estudio, comunicado a la Prensa en el curso de un seminario especializado celebrado en Estocolmo, se plantean las diversas hipótesis e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El aumento de anhídrido carbónico (CO 2 ) en la atmósfera como consecuencia de las combustiones de productos fósiles (fundamentalmente carbón y petróleo), con el fin de obtener energía, ha sido objeto de un profundo estudio por la organización Earthscan (Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo), dependiente de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda y la Agencia Canadiense del Desarrollo.En el estudio, comunicado a la Prensa en el curso de un seminario especializado celebrado en Estocolmo, se plantean las diversas hipótesis en torno a la cuestión, especialmente la del posible aumento de la temperatura global de la atmósfera paralelamente al aumento del anhídrido carbónico .

La teoría más extendida, aunque cuenta con importantes opositores en todo el mundo, es precisamente la que hace corresponder a un aumento de este gas una elevación de la temperatura. Los cálculos efectuados con ayuda de ordenadores electrónicos anuncian para los próximos cincuenta años una concentración doble de la actual en el C02 atmosférico, lo que podría representar un aumento de unos dos grados centígrados en promedio. Este aumento térmico, aparentemente poco significativo, podría tener, sin embargo, consecuencias catastróficas para buena parte de la humanidad, muy especialmente por lo que respecta a las cosechas. Los campos de cereales de Estados Unidos y de la URSS verían muy reducida su productividad, pero en cambio, en Asia, podría recolectarse mucho más arroz. De todos modos, el descenso de las cosechas en Estados Unidos y la Unión Soviética supondría 14 famina para los países no productores que actualmente importan grano. El problema que se plantea ante el aumento del CO2 y suponiendo que las consecuencias sean lo bastante graves como para cuestionarse desde ahora mismo una política efectiva al respecto, es la reducción de las emisiones de dicho gas. Evidentemente, dicha reducción pasa por la eliminación, o la consecuente disminución, de las combustiones de productos derivados del carbón y el petróleo, lo cual es, hoy día, prácticamente imposible.

Archivado En