Los olímpicos españoles aún no han recibido la ayuda prometida

Los diez atletas españoles de categoría olímpica muestran cierta inquietud ante el incipiente incumplimiento, por parte de la Federación Española, de las promesas realizadas en el sentido de que tendrían una seguridad económica mientras durase su preparación para los Juegos de Los Angeles. La credibilidad que se había otorgado a la Federación está, además, a punto de perderse porque las becas de las tres atletas españolas con mayor proyección internacional tampoco acaban de tratarse.

El Consejo Superior de Deportes aún no ha comunicado a las federaciones la cuantía de sus presupuestos c...

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Los diez atletas españoles de categoría olímpica muestran cierta inquietud ante el incipiente incumplimiento, por parte de la Federación Española, de las promesas realizadas en el sentido de que tendrían una seguridad económica mientras durase su preparación para los Juegos de Los Angeles. La credibilidad que se había otorgado a la Federación está, además, a punto de perderse porque las becas de las tres atletas españolas con mayor proyección internacional tampoco acaban de tratarse.

El Consejo Superior de Deportes aún no ha comunicado a las federaciones la cuantía de sus presupuestos correspondientes a este año. La de Atletismo considera válida esta razón para tener paralizado el tema de las becas. Pero esta situación no es del agrado de los atletas que ya cuentan con un dinero que no ven llegar y que les permitiría cubrir las necesidades planteadas ante la reducción de sus jornadas laborables por exigencia de los entrenamientos.Los atletas que se encuentran en esta situación son Páez, José Luis González, Cerrada, Moracho, Domingo Ramón, Sánchez Vargas Corgos, Cid, Llopart y Marín. La mayoría están casados y con profesiones ajenas al deporte.

Más incierto aún es el futuro de las tres mejores atletas a nivel internacional: María José Martínez, Montserrat Pujol e Icíar Martínez, las únicas españolas que tienen en su poder marcas que les permite competir con cierto decoro en el extranjero. Las dos primeras tienen beca internacional, y la tercera, nacional. El responsable del atletismo femenino, José Manuel Ballesteros, tiene la idea de que las tres pasen a la inmediata superior categoría, sin que la Federación se haya definido todavía.

El atletismo femenino ha estado marginado en España. Hasta 1962 no se permitió su práctica oficial y aún se pagan las consecuencias, porque el retraso con el resto de países es considerable. Hace falta un apoyo que no acaba de llegar porque todavía en nuestros días se debate la conveniencia de ayudar las cuando, al igual que los hombres de categoría olímpica, María José Martínez y Montserrat Pujol estarán con seguridad en los Juegos Olímpicos de Los Angeles, e Icíar Martínez, si no en los Juegos, porque la maratón femenina no es olímpica, sí en los campeonatos europeos, en los que se reconocerá oficialmente su prueba.

María José Martínez ha batido doce veces el récord de España de 100 metros vallas, cinco el de longitud, cuatro el de pentatlón, dos el de 200 y una el de 400 metros vallas. Su prueba fuerte son los 100 vallas, donde ha efectuado la siguiente progresión desde 1973: 14.4, 14.2 (en 1975 permaneció lesionada), 14.2, 14.1, 14.00, 13.72 y 13.59. Pese a ello, en Los Angeles competirá en la recién creada prueba de heptatlón.

Montserrat Pujol ha batido tres veces el récord de España de 400 metros vallas, dos el de 400 y una el de 200, 800, 100 metros vallas y heptatlón. Sus pruebas fuertes son los 400 vallas y 800, donde ha tenido unas progresiones respectivas desde 1977 de 1.00.8, 57.94 lesionada y 57.34, y de 2.20.7, 2.12.6, 2.08.0 y 2.03.1.

Icíar Martínez rebajó diez minutos la mejor marca española de maratón en su primera experiencia, que significó un decimonoveno puesto en Nueva York. Correrá esta prueba en los campeonatos europeos, para los que también tiene la mínima en 3.000, donde presenta la siguiente progresión desde 1974: 10.10, 9.53, 9.36, 9.35, 9.25, 9.20 y 9.10.27. Además tiene la mejor marca española en 5.000 metros, prueba que ha sido ya oficialmente reconocida. Sus posibilidades se fijan en bajar de los nueve minutos en 3.000 metros y en aproximarse a las dos horas y media en la maratón.

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