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Los catedráticos piden más dinero para la universidad

«La reivindicación sustancial que plantean los catedráticos y agregados universitarios es que se incrementen las dotaciones del Estado a la Universidad», declaró anoche Diego Jordano, presidente de la comisión permanente nacional de ambos cuerpos docentes, que mantiene su actitud de huelga en diez distritos universitarios, a la que podrían sumarse otros tres más en el día de hoy.Añadió el portavoz de los profesores que la citada comisión había tenido conocimiento de que el Ministerio de Universidades anunció, en una comunicación dirigida a los rectores, que se iban a incrementar los complementos de investigación de los catedráticos, agregados y adjuntos, pero que el problema sigue siendo el de las dotaciones generales de la universidad, aparte de que los anunciados incrementos no tenían carácter oficial.

Señaló Diego Jordana que las dotaciones que se dedican a la universidad, que representaban el 2,5% de los Presupuestos Generales del Estado en 1970, han descendido hasta el 1,5% en 1980, mientras los alumnos se han multiplicados en 3,5 puntos. «En ese mismo período», siguió diciendo el presidente de la comisión, «los fondos destinados a prácticas y a otras actividades docentes han experimentado una pérdida, en términos de valor adquisitivo, equivalente a un 49%, y las consignaciones ordinarias para investigación, un 18%. Asimismo, la pérdida del valor adquisitivo que se ha producido en esta década en las retribuciones de catedráticos y agregados se sitúa en un 40%, y la de los profesores adjuntos, en un 45%».

Los profesores piensan que este deterioro de sus retribuciones «sería aceptable si hubiera afectado por igual a todos los funcionarios de la Administración del Estado, pero es evidente que esto no ha sido así, y el Gobierno no lo ignora».

«Nos preocupa», señaló, por último, Diego Jordana, «la imagen de la universidad, porque la sociedad continúa considerando que la docencia universitaria es una plataforma para el éxito en todos los sentidos, incluido el económico, lo que está muy lejos de la realidad actualmente. Y, si es cierto que hay profesores que no cumplen, también lo es que existen los medios para impedirlo y que quienes cumplen no tienen por qué soportar las consecuencias sociales de lo que las autoridades toleran».

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