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Antonio Otazzo,

el Dalí de América según algunos críticos, es un personaje estrafalario e insólito, como el pintor que hoy convalece en Port Lligat. Otazzo es también pintor, nacido en Tenerife y emigrado a América hace veintisiete años. En Venezuela dice que es considerado héroe nacional y es un buen amigo del ex presidente Rafael Calderas. La fama le llegó a Otazzo especialmente por su Bolívar pensante, retrato del libertador valorado en 250.000 bolívares, del que circulan 1.500 copias. Pero las excentricidades del pintor canario-venezolano van más allá que el propio Dalí, según informa Carmelo Martín desde Tenerife. Antonio Otazzo se reconoce a sí mismo como un vidente, un brujo, un iluminado. Dice que habla frecuentemente con Picasso («se me aparece con pantalón corto y una franela blanca»), quien le ha asegurado que será el mejor pintor del mundo. Proclama que lo ha conseguido todo en esta vida y que sus poderes se traducen en un «gobierno pastoral de derecho divíno». Un día, cuenta, sufrió una «hemorragia parapsicológica» ,y perdió hasta la última gota de sangre, sin necesidad de que le fuera practicada una transfusión. Desde entonces es algo más que un ser normal y corriente, según señala. «Después de conquistar América vengo a declarar la guerra con mi filosofía del arte», ha dicho. «España me lo debe todo, porque yo lo he hecho todo por ella», añade. Y a todas estas, Otazzo admite ser un enajenado mental. Expondrá próximamente, según anunció en Tenerife, en el palacio de Bellas Artes de México, donde será dedicada una sala a su obra.

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