Robos y llaves

El día 24 de agosto realizamos el viaje Ibiza-Valencia en el buque Ciudad de Granada de la compañía Transmediterránea. Desde el momento de embarque solicitamos la llave de nuestro camarote para poder abandonarlo sin preocupación por el equipaje. Se estuvo buscando la llave y no se encontró. En vistas del resultado, abandonamos el camarote (era de día y dentro el calor era asfixiante) con todo dentro.Pasado un tiempo volvimos, y cuál no sería nuestra sorpresa al descubrir que 9.000 pesetas nos habían desaparecido. Se lo comunicamos a un oficial y aquí empezó nuestra danza (eran aproximadamente las dos de la tarde), pasando por el encargado, otro oficial, hasta por fin, a las seis, hablar con el capitán. Por lo visto deberíamos haber recurrido al encargado o habernos quejado al mismo capitán para conseguir la llave, pues entonces apareció «la llave de respeto», la cual estaba en poder de ese encargado de cámara. En fin, que según eso no hubiéramos tenido problemas.

Pero la pregunta es: ¿Eramos nosotros quienes teníamos que solicitar la llave o ellos los que, al asignarnos cama,rote, deberían habérnosla entregado, o en su defecto asignarrios otro camarote, como más tarde sugirieron? Porque nosotros insistimos en querer una llave.

Parece ser que los pasajeros anteriores de cualquier viaje suelen llevarse las llaves (olvidadas o como recuerdo). Lo cual había ocurrido en este viaje. Cabe también preguntarse si existen «llaves de respeto».

Desde luego, lo que sí pudimos comprobar es que la organizacién interior del barco tenía sus fallos. La pena es que nos tocó a nosotros pagar el pato.

Precisamente este verano Transmediterránea ha estado propagando su renovación, que rrie parece sólo se queda en lo externo (ni siquiera eso en este barco), porque en lo interno no hay más que verlo.

También es curioso que cuando viajamos no seamos responsables y nos llevemos unas llaves que pueden ocasionar tales trastornos./