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ETApm se responsabiliza del asesinato del capitán Altuna

Con asistencia del general Sáenz de Santamaría, delegado del Gobierno en el País Vasco, tuvo lugar ayer en la catedral de Vitoria el funeral por el capitán de la Policía Nacional Bsilio Altuna, asesinado el sábado en la localidad alavesa de Erentxun por un comando de ETApm. El acto religioso, al que no asistió representante alguno del Gobierno vasco, se desarrolló sin incidentes. Antes de que comenzase, uno de los hijos del fallecido pidió que se guardase silencio durante la ceremonia y una vez finalizada la misma. A la salida del templo, vigilado estrechamente por efectivos de la Policía Nacional, no se escuchó grito alguno ni se corearon consignas.

Durante la homilía, el oficiante se refirió a la esterilidad de los comentarios de cualquier tipo, y señaló que «el mal es profundo y no valen los remedios superficiales que estamos aplicando de un lado y de otro. Es necesario buscar la raíz del mal y un remedio profundo». En la ceremonia, a la que asistieron 1.500 personas, estaban presentes, además del general Santamaría, los gobernadores civiles de Burgos y Alava; el alcalde de Vitoria, el nacionalista José Angel Cuerda; el presidente de UCD del País Vasco, Jesús María Viana, y representantes del PSOE y AP.Una hora antes de que se celebrase el funeral, el cadáver del capitán Altuna había sido inhumado en el cementerio de Santa Isabel, de Vitoria. El féretro fue conducido desde la capilla ardiente, instalada en el Gobierno Civil de Alava, hasta el cementerio en furgón fúnebre, siendo introducido en el panteón familiar en presencia de su viuda e hijos, así como de las autoridades militares y civiles que acudieron posteriormente al funeral.

El capitán Altuna resultó muerto a las 22.15 horas del sábado, cuando un joven con camisa verde se le acercó mientras presenciaba el baile en la plaza de Erentxuri y efectuó un disparo contra él. El proyectil le atravesó la cabeza, provocando su muerte .en el acto. El cadáver permaneció en el suelo durante dos horas hasta que el juez ordenó su levantamiento. El autor del atentado aprovechó la confusión para huir en un automóvil que le esperaba en una de las calles del pueblo.

El capitán Altuna estaba destinado en la compañía de la Reserva General de Miranda de Ebro, pero acudía todos los años a Erentxun, localidad de donde era natural su mujer, para pasar las fiestas. Según señalaron varios vecinos del pueblo, estaba amenazado desde hace cuatro años, coincidiendo con su permanencia en Vitoria como teniente durante los sucesos del 3 de marzo de 1976, en que perdieron la vida cinco trabajadores durante una huelga general. Posteriormente se trasladó a Leganés (Madrid) y hace cuatro meses fue destinado a la compañía de la reserva en Miranda de Ebro.

ETApm se responsabilizó el domingo de este atentado en llamada telefónica a medios informativos vascos.

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