Niños gitanos, excluidos de un campamento veraniego

Los responsables de un campamento para niños de colegios nacionales han expresado su rechazo a unos muchachos gitanos argumentando que «eran sucios, no podían convivir con los demás y llevaban el pelo largo», actitud a la que más tarde se unió la asociación de padres de alumnos, manifestando que retirarían a sus hijos de la colonia si no eran excluidos los niños gitanos, a causa de lo cual varios de estos niños fueron devueltos a sus casas.Estos campamentos se han organizado por el ayuntamiento y el Ministerio de Educación y establecen dos variantes que son la tradicional y las llamadas coloni...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los responsables de un campamento para niños de colegios nacionales han expresado su rechazo a unos muchachos gitanos argumentando que «eran sucios, no podían convivir con los demás y llevaban el pelo largo», actitud a la que más tarde se unió la asociación de padres de alumnos, manifestando que retirarían a sus hijos de la colonia si no eran excluidos los niños gitanos, a causa de lo cual varios de estos niños fueron devueltos a sus casas.Estos campamentos se han organizado por el ayuntamiento y el Ministerio de Educación y establecen dos variantes que son la tradicional y las llamadas colonias urbanas.

Una de estas colonias funciona desde el pasado día 8 en el colegio nacional de El Pardo, a la que asisten un centenar de niños, de los cuales la mitad pertenecen a colegios del norte de Madrid, y la otra mitad, al distrito de Mediodía, cuya junta municipal ha posibilitado la participación de veinte niños, de raza gitana, del barrio de La Celsa.

Ante el cariz que han tomado los hechos, la Asociación de Desarrollo Gitano se puso al habla con el director de la colonia, Javier Valero, y la inspectora de Educación y concejala de UCD, Ana María Garcia de Armendáriz, quien culpó al ayuntamiento por su improvisación, al no haber informado de qué tipo de niños iban a asistir y por no haber hecho una «selección adecuada» de los niños, puesto que al ser actividades para el intercambio cultural, no todos los niños están preparados para ellas. Señaló que «las normas que regían las colonias debían exigir unos patrones de conducta normales y aquellos que no respondieran a éstas, deberían buscar centros especiales para ellos».

Cuando la asociación le señaló que los niños gitanos reunían los requisitos exigidos para todos, la concejala indicó, según aquélla, que «estar escolarizado en La Celsa es como no estarlo».

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En