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Cuatro detenidos por la muerte a tiros de dos empleados

Ha sido esclarecido por la policía el asalto, con doble homicidio, perpetrado en la sede de la empresa Confecciones Deportivas Navarra, de San Sebastián de los Reyes, el pasado 30 de abril. Dos de los atracadores han sido arrestados, y el tercero, identificado. Dos mujeres, que habían actuado como informante y encubridora de los presuntos culpables, han sido también detenidas.

La policía considera responsables directos del hecho a Gabriel Merino Medel, de veinte años; Bautista Cerezo Castillo, de treinta, y Juan Carlos Zamora Siruela, de dieciocho, que está en situación de huido. Catalina Galiano Cabrera, de diecisiete años, fue quien ofreció al grupo la información precisa para que ejecutasen el delito, y María Josefa Alvarez Herreros, de diecinueve, actuó como encubridora.Según la reconstrucción de hechos practicada por la policía, Catalina Galiano frecuentaba la misma discoteca que los asaltantes. En sucesivos contactos con ellos fue suministrándoles datos sobre el día de pago de haberes y sobre otros pormenores del funcionamiento de la oficina de la empresa. Catalina asegura que ofreció estos datos involuntariamente, pero la policía matiza que conocía la determinación del grupo de perpetrar el hecho.

El 30 de abril, Cerezo, que es taxista de profesión, se apostó, al volante de su propio automóvil, a pocos metros de la fábrica, a la espera de que sus cómplices consumaran el delito para facilitarles la huida. Merino entró en las oficinas con un rifle, y Zamora, con un cuchillo.

Una vez que consiguieron apoderarse de las 771.000 pesetas que contenían las nóminas, dispararon e hirieron mortalmente a dos empleados de la fábrica, Jerónimo Muñoz y Antonio Prieto, y gravemente a otros dos. Presintiendo que algo había ido mal, Cerezo decidió escapar sin esperarles. Cuando Merino y Zamora llegaron al lugar en que debía estar el taxi, y descubrieron que había desaparecido robaron a punta de rifle el automóvil de otro obrero, contra el que también dispararon.

Posteriormente, los asaltantes se repartieron el botín y huyeron hacia otras poblaciones. Merino, incorporado al servicio militar, había alegado una enfermedad hepática y permanecía en el Hospital Militar de Granada, donde fue detenido. Ha confesado su participación en otros siete atracos, en cuatro de los cuales había sido utilizado el taxi de Cerezo para la huida. Este último también ha reconocido su culpabilidad, y Juan Carlos Zamora aún no ha sido encontrado.

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