Felipe González rechaza en el Congreso de UGT un Gobierno de coalición

El Congreso de la Unión General de Trabajadores, abierto ayer en Madrid, parece haber superado la versión bis del 28º. Congreso del PSOE, que concluyó con la dimisión de su ejecutiva y la formación de una Comisión Gestora. Al cierre de esta edición aún no se conocía si la gestión de la ejecutiva había sido aprobada o no por el Congreso. No obstante, y pese a la tensión reinante en la sesión de ayer, a propósito de los diferentes votos de censura presentados contra algunos miembros de la dirección ugetista, todo parecía indicar que Nicolás Redondo podrá seguir al frente de la central socialista.

Sin embargo, la reelección de Nicolás Redondo como secretario general de UGT puede suponer un elevado coste de imagen para la central, ya que, de acuerdo con la impresión obtenida por EL PAIS en los pasillos del Congreso, la fuerza con que se está empleando el aparato para sacar adelante sus tesis frente a la corriente que encabeza el coordinador de las federaciones de industria, Manuel Garnacho, podría deteriorar la unidad interna hasta el extremo de que se registraran dimisiones en bloque de partidarios de esta tendencia.El enfrentamiento, en síntesis, se centra entre las corrientes que capitanean, de un lado, Manuel Garnacho, favorable a un desarrollo orgánico de UGT a más largo plazo y bajo una dependencia más directa del Partido Socialista, y de otro, José María, Zufiáur (procedente de USO, Unión Sindical Obrera), encargado de las relaciones políticas y sindicales, quien es partidario de hacer de la central un sindicato de masas, abierto a un pluralismo político del que hoy carece la organización.

El enfrentamiento ha tomado como centro de las discusiones la firma del acuerdo-marco con la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), con lo que este pacto ha sido también objeto de especial atención.

La disputa por el control del. Aparato ugetista, parece decidida a favor de la línea Zufiáur, aunque con el sacrificio de alguno de sus partidarios; concretamente Elena Vázquez, secretaria de prensa, puede quedar descolgada si, como se espera, prospera el voto de censura presentado contra su gestión. Al mareen de esta disputa, la sesión de ayer registró la intervención del secretario general del PSOE, Felipe González.

El líder de la oposición pronunció un discurso fundamentalmente político, en el que atacó duramente. al Gobierno y aseguré que el Partido Socialista no repetiría la política del consenso, ni formaría un Gobierno de coalición con el actual equipo de UCD.

Denunció al Gabinete como auténtica amenaza involucionista («No hay peligro de golpe ni de involución, salvo la involución a la que está sometiendo a la democracia el propio Gobierno», dijo), y le acusó de no querer implantar definitivamente en nuestro país la democracia.

Respecto a la vinculación del partido con la UGT, Felipe González se felicitó de que la central socialista hubiera sido capaz, por fin, desde la desaparición de Franco, según dijo, de fijar una estrategia propia a la que el PSOE prestará su apoyo político desde el Parlamento.

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