La FAO denuncia los intentos de convertir el pan en un arma política

El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el libanés Edouard Sauma, denunció ayer ante la Comisión de Desarrollo y Cooperación del Parlamento Europeo los intentos de «convertir el pan en un arma», al tiempo que proponía una nueva convención internacional para estudiar «la situación caótica del mundo actual » y fustigaba a los países miembros de la CEE que no han sido capaces ni de cubrir el objetivo mínimo fijado por la ONU para la ayuda a países subdesarrollados: el 0,7% de su producto nacional bruto.Saouma puso el dedo en la ll...

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El director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el libanés Edouard Sauma, denunció ayer ante la Comisión de Desarrollo y Cooperación del Parlamento Europeo los intentos de «convertir el pan en un arma», al tiempo que proponía una nueva convención internacional para estudiar «la situación caótica del mundo actual » y fustigaba a los países miembros de la CEE que no han sido capaces ni de cubrir el objetivo mínimo fijado por la ONU para la ayuda a países subdesarrollados: el 0,7% de su producto nacional bruto.Saouma puso el dedo en la llaga cuando reprochó a los países occidentales que quieran distribuir «personalmente» sus fondos de ayuda alimenticia. «Si, como quiero creer, todos estamos de acuerdo en que el pan no debe convertirse en un arma», dijo, «la vocación de los organismos internacionales en esta materia me parece evidente. Son los únicos que pueden garantizar la neutralidad en la distribución de la ayuda alimenticia, lejos de toda presión o enfoque político, y al abrigo de los altibajos que puedan afectar las relaciones entre donantes y beneficiarios. »

La lucha de la FAO por lograr que los países desarrollados colaboren sinceramente con sus programas de ayuda a los países amenazados por el hambre -450 millones de seres humanos, principalmente mujeres y niños, están gravemente subalimentados en todo el mundo- tropieza inveteradamente con el deseo de los primeros de controlar directamente a quién se ayuda y a quién se le condena a la muerte. El empleo de la ayuda alimenticia como un «arma de guerra» quedó claramente de manifiesto en la crisis provocada por la invasión soviética de Afganistán. Estados Unidos redujo su exportación de cereales a la URSS y la propia Comunidad Económica Europea suprimió su programa de ayuda a este país asiático.

«El hambre», dijo el director general de la FAO, «no es exclusivamente un problema de índole moral; es, fundamentalmente, un problema político.» Edouard Saouma pidió que los nueve realicen aportaciones suplementarias a la «reserva internacional de urgencia», creada por la Asamblea General de la ONU en 1975.

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