Editorial:

El incierto futuro de Rodesia

Los RESULTADOS en las elecciones de Rodesia no rompen lo previsto: la victoria de Mugabe. Lo único que felizmente se ha situado fuera de los pronósticos es que se han desarrollado con relativa calma, cuando se profetizaba una matanza. Se sigue profetizando para más adelante: para cuando se retire lord Soames -Gran Bretaña- y el país tenga su independencia legal. Ya los blancos piden que Gran Bretaña retrase su retirada durante tres meses para garantizar que no habrá «caos». La palabra caos la maneja también la Unión Surafricana, que anuncia que tendría que intervenir en ese caso en favor de lo...

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Los RESULTADOS en las elecciones de Rodesia no rompen lo previsto: la victoria de Mugabe. Lo único que felizmente se ha situado fuera de los pronósticos es que se han desarrollado con relativa calma, cuando se profetizaba una matanza. Se sigue profetizando para más adelante: para cuando se retire lord Soames -Gran Bretaña- y el país tenga su independencia legal. Ya los blancos piden que Gran Bretaña retrase su retirada durante tres meses para garantizar que no habrá «caos». La palabra caos la maneja también la Unión Surafricana, que anuncia que tendría que intervenir en ese caso en favor de los blancos y de los negros anticomunistas (Muzorewa, incluso Nkomo, a pesar de haber sido considerado antes como terrorista); Mozambique, quizá Angola, podrían movilizarse entonces en sentido contrario. Ese pesimismo, expandido especialmente por los blancos para pedir ayuda y control internacional, dibuja una gran guerra en el cono sur de Africa. Es posible, pero no probable. Mugabe, descrito como marxista, como viajero frecuente a Moscú y a Mozambique, y por tanto como marioneta de la URSS, puede resultar un dirigente moderado y prudente. No ignora que vive sobre un volcán; pero es un volcán de dos bocas. Por una parte, no puede tomar decisiones demasiado ásperas para con unos dirigentes de la oposición que tienen ejércitos privados y bandas guerrilleras -como los tiene él mismo-; por otro, no puede defraudar las esperanzas de la inmensa mayoría negra, que vive desde hace siglos en algo peor que la injusticia social: en la opresión y la casi esclavitud. En estos mismos momentos hay una vela de armas ante cualquier desbordamiento que pueda producirse al saber la victoria de Mugabe y la creencia popular de que se ha entrado ya en una fase de restitución.

Puede encontrarse con una represión muy dura ordenada por el propio Mugabe y ejercida por el general Peter Walls, figura clave de la situación, que, probablemente, seguirá al frente del Ejército cuando se instale el nuevo poder.

El mismo riesgo de la situación puede actuar como freno para evitar males mayores; también parece que Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética no tienen ningún interés en estos momentos en producir una crisis en un punto geopolítico que se extendería rápida mente y que, incidiría de manera grave en la crisis general internacional. Pero la población negra tiene que notar rápidamente que por lo menos algo ha cambiado en su favor, y que el reparto de la riqueza y de la pobreza comienza a enfocarse con otros conceptos; de otra forma, la paz será imposible.

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