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gente

Debió ser muy intensa la emoción

Que inundó el espíritu de Maya Plisetskaya, primera bailarina del ballet Bolshoi, cuando actuó por primera vez sin su marido, Alexander Godunov, en Moscú el pasado miércoles. Entre los clamorosos aplausos de un público que agradeció, sin duda, poder seguir alegrando la vida cotidiana de la URSS con el encanto y la belleza de Maya Plisetskaya, ella saludó una y otra vez a la gente que abarrotaba el teatro.La bailarina Interpretó La muerte de la rosa Y la suite de Carmen. Esta vez no era su esposo, Alexander Godunov, quien la acompañaba, sino Alexander Berdysehev, joven bailarín del ballet de Novosibirsk, quien, obviamente, debió sentirse también satisfecho de su nueva pareja.

Maya Plisetskaya, tras tener en jaque a políticos, diplomáticos, servicios de seguridad y periodistas, reconquistaba así lo que, tal vez, constituyera el núcleo emotivo de su epopeya: la vuelta con los suyos. Porque, quizá, donde la opinión pública internacional había visto o quiso ver un conflicto de ideologías o intereses políticos, sólo existió el drama interno de una mujer que cambió su marido por su madre, su tierra, su arte y su pueblo.

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