Sexo en libertad

Hay algo de rendido homenaje a Sigmund Freud en este libro aproximativo de la conducta sexual infantil donde Pedro F. Villamarzo comenta con innegable agudeza los Tres ensayos para una teoría sexual del padre del psicoanálisis.Las distintas etapas infantiles y los problemas que todavía plantea a la mayoría de los padres algo tan natural como la masturbación en los niños reciben en este texto un tratamiento clásico, que en ocasiones resulta excesivamente clasificador. Así, cuando distingue la conducta sexual patológica de la normal en función de la genitalidad, para señalar más adelante: «Aunque esta conducta puede ser, como hemos visto, simplemente inmadura.» Otro aspecto hasta cierto punto tradicional se revela en un breve comentario del autor respecto de la supuesta «inmadurez» de la homosexualidad y, cómo no, al abordar el famoso complejo de castración de las niñas, teorías que últimamente han resultado bastante contestadas desde diversos campos de la psicología y la psiquiatría.

Quedan, no obstante, muchos planteamientos freudianos que Pedro F. Villamarzo recoge y comenta, que rezuman todavía novedad, entre otros, la importancia decisiva de la sexualidad infantil, etapa en la que se constituye la personalidad sexual y, por tanto, la personalidad total del individuo y que le marcará para siempre.

De ahí que el autor señale a lo largo de bastantes páginas la importancia y el mundo de los «porqués» infantiles, que se inicia entre los cuatro años y se prolonga hasta los nueve.

En este interrogatorio implacable a que el niño somete al adulto existe, en opinión del autor, una temática puramente fillosófica, a través de la cual el niño intenta situarse en las coordenadas complejas de la vida, otra de naturaleza estrictamente sexual que se produce antes que las filosóficas entre los cinco y seis años. La importancia de satisfacer esta curiosidad es enorme porque constituye toda la información de que el pequeño dispone en esos momentos.

Pedro Villamarzo dedica un largo capítulo al complejo de Edipo, procurando superar la visión vulgar de este concepto esencial en la teoría freudiana, sin dejar de abordar las características perversas de la sexualidad infantil, aunque sin ninguna connotación peyorativa.