El juicio contra los GRAPO se convirtió en un proceso a la transición democrática

El juicio contra el comando de los GRAPO que secuestró el 24 de enero de 1977 al teniente general Villaescusa quedó visto ayer para sentencia, tras dos días de audiencia en sesiones de mañana y tarde. El ministerio fiscal rebajó levemente sus peticiones de cárcel para los procesados, mientras que los abogados defensores solicitaron la absolución, por entender que el secuestro del teniente general Villaescusa entra dentro de la amnistía, como ocurrió con el de Antonio María de Oriol.El fiscal solicitó, por un delito de detención ilegal, siete años para Abelardo Collazo, Olegario Sánchez Corrale...

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El juicio contra el comando de los GRAPO que secuestró el 24 de enero de 1977 al teniente general Villaescusa quedó visto ayer para sentencia, tras dos días de audiencia en sesiones de mañana y tarde. El ministerio fiscal rebajó levemente sus peticiones de cárcel para los procesados, mientras que los abogados defensores solicitaron la absolución, por entender que el secuestro del teniente general Villaescusa entra dentro de la amnistía, como ocurrió con el de Antonio María de Oriol.El fiscal solicitó, por un delito de detención ilegal, siete años para Abelardo Collazo, Olegario Sánchez Corrales, Fernando Silva, Enrique Cerdán Calixto y Fernando Hierro Chomón; seis años y un día para Manuel Casimiro Gil Araújo y Juan José Díaz Fernández, y tres años para Luis Torrijos. Por otra parte, el fiscal también ha solicitado tres años para cada uno de los procesados por un delito de tenencia ilícita de armas y otros tres años por depósito de explosivos. Encarnación Martínez de Santiago, que tuvo a su cargo el cuidado de los dos secuestrados, ha sido absuelta.

El momento culminante del juicio fue la declaración como testigos de los dos secuestrados, señores Oriol y Villaescusa. El primero de ellos declaró que permaneció junto a Villaescusa, compartiendo el mismo cautiverio, desde el 25 de enero al 9 de febrero. El señor Oriol manifestó que no había sufrido malos tratos físicos por parte de sus secuestradores y el señor Villaescusa añadió que, en lo que a él respecta, tampoco fue zaherido moralmente. Ambos coincidieron en que no vieron armas en los pisos donde estuvieron secuestrados.

El juicio, que fue aprovechado por defensores y procesados para exponer públicamente la ideología de los GRAPO, se convirtió en un proceso acusatorio a la transición democrática y a los partidos de izquierda que la han apoyado, fundamentalmente al PSOE y al PCE.

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