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El conflicto del Sahara

El rey don Juan Carlos viajará oficialmente a Marruecos el próximo día 4 de julio

La trama política y diplomática que envuelve el futuro inmediato del Sahara occidental se teje y se deshace a ritmo vertiginoso en las últimas semanas. España se ha incorporado con urgencia y decisión a esta dinámica con motivo del reciente viaje oficial del presidente Suárez a Argelia, y de manera especial, tras la entrevista que mantuvo el jefe del Gobierno español con el secretario general del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, en la capital argelina.En medios políticos españoles emergen ahora algunos de los puntos claves de las conversaciones que el presidente Suárez mantuvo en Argel con su homólogo, el señor Abdelghani. Entre ellos caben destacar los siguientes: la delegación española obtuvo la impresión de que el presidente Chadli, de Argelia, no descarta la posibilidad de un encuentro a máximo nivel con el rey Hassan de Marruecos, para tratar la crisis del Sahara; Argelia considera el gesto de Suárez hacia el Frente Polisario como un simple «primer paso» (así lo ha subrayado el periódico oficial argelino, El Moudjhadid, y lo reflejó el duro comunicado oficial hispano-argelino firmado en Argel); y Argelia, que no desea la injerencia de Francia y Libia en el desenlace de la crisis sahariana, considera, al parecer, que, por el momento, España debe aportar «su apoyo moral» a la solución del conflicto en favor de las tesis argelino-saharauis.

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En los mismos medios no se descarta la idea de que Marruecos estuvo informado, de alguna manera, del contenido del viaje del presidente Suárez a Argel y que Madrid intentó, en todo momento, mantener el contacto y, sobre todo, el proyectado viaje del rey don Juan Carlos a Marruecos, cuyas fechas oficiales se hicieron ayer públicas después de varios meses de negociaciones y retrasos.

Reacciones del viaje de Suárez a Argel

Este viaje, que por fin se realizará los próximos días 4, 5 y 6 de junio, ha servido quizá para amortiguar en Marruecos los efectos de la visita del presidente Suárez a Argel y su encuentro con dirigentes del Frente Polisario. No obstante, la reacción marroquí ha existido y se ha hecho palpable el pasado día 1 de mayo, en el curso de las manifestaciones de trabajadores, donde dirigentes del Gobierno, como el ministro de Exteriores, señor Bucetta, hicieron declaraciones radicales en favor de la reivindicación de Ceuta y Melilla. Declaraciones que, por otra parte, se han visto compensadas por medidas restrictivas a las plazas africano-españolas y, en especial, en lo que se refiere a las licencias pesqueras de los buques melillenses, que fueron recortadas el pasado miércoles por las autoridades de Rabat.

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Estas iniciativas coinciden con las informaciones que, según fuentes diplomáticas francesas, hablan de que el Gobierno marroquí estudia como nuevo método de presión sobre España una progresiva gibraltarización de ambas plazas. Ello supondría la búsqueda por Rabat de un cerco político y económico (ya iniciado en el. tema pesquero) de Ceuta y Melilla similar al que España mantiene con Gibraltar, que puede tener efectos importantes sobre la población española y marroquí que habita ambas plazas.

Por último, hay que señalar en esta carrera de acontecimientos políticos, el alcance de la próxima visita del primer ministro de Mauritania a Madrid. El señor Ould Buseif llega a la capital española después de entrevistarse en Rabat con el rey Hassan, y en París, con el presidente Giscard d'Estaing, y días antes de iniciar en Trípoli negociaciones de paz con el Frente Polisario previstas para el día 26.

Se cree que, en sus conversaciones con el presidente Suárez, Ould Buseif explicará sus proyectos de paz para la crisis política y militar del Sahara o, al menos, de la parte del Sahara (Tiris el Gharbia) que le correspondió a Nuakchott en el reparto de los acuerdos de Madrid. Numerosas son las versiones sobre los planes mauritanos, aunque algunos observadores coinciden en afirmar que Mauritania estudia seriamente la posibilidad de crear un Estado federal mauritano-saharaui, con el consentimiento del Frente Polisario; la garantía militar de Francia y el apoyo político de España. Este proyecto, que evitaría la existencia de una frontera directa entre la parte saharaui de la nueva federación (Tiris el Gharbia) y la frontera argelina, podría contar con el placet de Estados Unidos, porque ello evita la posibilidad de que Argelia consiguiera un pasillo hacia el Atlántico.

La presencia de Estados Unidos en la zona

La presencia de Estados Unidos en el desarrollo de la crisis y en defensa del régimen de Hassan parece ser una constante creciente con la que hay que contar desde hace ya varios meses, máxime desde la pérdida de la influencia norteamericana en Irán. Asimismo, también cuenta en el jeroglífico sahariano la iniciativa de Libia, que provoca recelos en Argelia y que cuenta, al parecer, con el beneplácito de París desde el deshielo franco-Iibio en la crisis de Chad.

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