_
_
_
_
_

Primer estudio científico sobre las "estrategias jesuíticas" de persuasión

Roland Barthes publicó al fílo de los años setenta la obra Loyola, Sade, Fourier, que es en realidad un estudio de las estructuras del lenguaje, concebido como sistema, de estos tres autores-creadores. Esta obra ha supuesto el punto de partida de la reflexión científica del español José R. de Rivera, doctor en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Bonn, quien ha estudiado los procesos de comunicación interpersonal y las estrategias «jesuíticas» de persuasión y las ha formalizado en un libro (Kommunikationsstmkturen in den geistlichen Exerzitien des Ignatius von Loyola, Edit. Buske. Estructuras de comunicación en los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola), escrito en alemán, «porque para muchos intelectuales españoles emigrados las condiciones de trabajo y de investigación que se ofrecen en España no suponen ningún aliciente ni para quedarse ni para regresar».

«He realizado en esta obra un análisis del método ignaciano desde una perspectiva puramente científica, pues prescindo de toda toma de posición ante contenidos más o menos dogmáticos y no tengo en cuenta que los contenidos religiosos transmitidos en los ejercicios posean o no un fundamento real. Me he limitado al análisis de los procesos de comunicación interpersonal implicados. La investigación tradicional de los ejercicios ha sido realizada exclusivamente desde perspectivas teológicas. Se presuponía la acción invisible de la gracia sobrenatural o las perturbaciones producidas por el demonio. Yo he prescindido de todo esto y he trabajado según un método husserliano, limitándome a las estructuras de los procesos de comunicación que pone en marcha el método ignaciano. »José R. de Rivera cree que el resultado más interesante de su investigación, considerado desde el punto de vista de la ciencia de la comunicación, consiste en haber hecho visibles las estructuras persuasorias del método ignaciano. «El director de los ejercicios actúa con una estrategia de argumentación totalmente indirecta que pone en movimiento en el ejercitante una dialéctica "actividad personal-autopersuasión». El ejercitante, por su parte, no estudia argumentos, sino que los escucha de un "interlocutor divino" que se le manifiesta en las largas horas de meditación y que posee mucha más fuerza persuasiva que el director. Esta dialéctica práctica-convicción teórica, realizada desde un nivel de interacción personal, se apoya en un principio que la psicología de la estructura (gestaltismo») ha descubierto: todo individuo tiende a completar, a conseguir una integración de lo percibido', de lo vivido. Aquí se apoya, por ejemplo, la técnica de la terapia por Gestalt de Fritz Perls. Estas experiencias sirven también para la integración en una comunidad de acción.»

La obra (ya citada) de Barthes supuso el punto de partida de la reflexión científica sobre los ejercicios. Sin embargo, el propio José R. de Rivera afirma que ha ido más lejos que Barthes, que Levy-Strauss y que otros estructuralistas que se interesan por el sistema de señales empleado en la comunicación desde una perspectiva semiótica-lingüística, pero a un nivel abstraído del proceso real de la comunicación en la que intervienen, además, individuos. «Yo he estudiado los procesos reales en los que, mediante concreclones individuales del sistema de señales, se llega a influir en los procesos interiores de los comunicantes.»

Cabe preguntarse a estas alturas por la validez y aplicación del estilo de comunicación interpersonal, persuasiva, de los ejercicios; si éstos poseen una carga tal de comunicación persuasiva que obligan a modificar los sistemas mentales del ejercitante. El doctor Rivera, nacido en Córdoba hace 49 años, ex jesuita, discípulo del padre Díez-Alegría, becario de la Fundación Juan March, cree que parte del método ignaciano es utilizado hoy por algunos sectores sociales y religiosos, como en las modernas escuelas de managers de la República Federal de Alemania, en algunas sectas juveniles, en el «lavado de cerebro» de algún país socialista, en los mismos cursillos de cristiandad o en la adaptación de los ejercicios del Opus Dei.

«Mi estudio muestra que la estrategia ignaciana se apoya en intuiciones permanentemente válidas sobre la interacción humana. En cuanto a los cursillos de cristiandad, me atrevo a decir que suponen una auténtica deformación del método ignaciano. Mientras que en el método tradicional el ejercitante conserva la capacidad de elegir por sí mismo sacando las últimas consecuencias del sistema de creencias que posee, en los cursillos se realiza una manipulación total, a base de todos los trucos de la dinámica y presión del grupo sobre el individuo. La crisis actual de los ejercicios de San Ignacio, según su método original de ocho días de duración, creo que es un mero reflejo de la crisis de orientación en el grupo religioso en el que se practicaban. Después de la guerra civil, en la época del llamado nacionalcatolicismo, sirvieron de portador de mensajes falsamente heroicos e individualistas, en los que se dejaba de lado toda la problemática social. A la hora de adaptar los ejercicios a sus fines, el Opus se olvidó del contenido esencial ignaciano de que la riqueza es la fuente de toda la corrupción de la vida crístiana. Hoy, por supuesto, existe una evidente disonancia, por otra parte, entre el sistema de autoridades y valores (sobre todo la sexualidad y la obediencia) que tuvo Ignacio y la nueva mentalidad de los católicos progresistas.»

En otro nivel de interpretación, los ejercicios son en realidad un intento de psicoterapia. «En los ejercicios se verifica una crisis interna muy similar a la que acompaña a todo proceso terapéutico de curación. Todo el que hace ejercicios en determinado dominio, cambia. Y, por cierto, el cambio de sistema de valoración práctica supone consecuentemente el cambio de actividades o, por lo menos, su reorganización y cambio de sentido. La moderna investigación sobre el cambio de actitudes no hace sino confirmar de forma científica que las condiciones para el cambio implicadas en los ejercicios son precisamente las más adecuadas. »

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_