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Reportaje:La confusa alternativa del sector tabaquero canario/2

Los beneficios de las empresas frenan las intenciones de concluir una asociacion con Tabacalera

La situación real de las empresas tabaqueras canarias constituye una incógnita. Los empresarios se esfuerzan en dramatizar -con diversos matices- la situación, pero ocultan sus cuentas y se muestran reacios a admitir que las industrias rinden todavía beneficios. De hecho, un examen inicial de las listas de renta y patrimonio, expuestas desde el pasado sábado en el Ministerio de Hacienda, no revela la existencia de grandes fortunas entre los empresarios canarios, pero tampoco, las cifras allí reflejadas parecen coherentes con el nivel de vida de algunos de ellos. Lo cierto es que el motivo que impulsó a los industriales del archipiélago a solicitar el apoyo de Tabacalera fue la progresiva pérdida de rentabilidad de sus explotaciones, y que, mientras en los primeros momentos la demanda de ayuda fue angustiosa, en los últimos tiempos parece mucho más relajada.Las fábricas de cigarros, en desventaja

A la hora de valorar la situación de la industria tabaquera canaria hay que partir de una clara distinción entre las empresas dedicadas a la elaboración de cigarros y las que se fundamentan en los cigarrillos, con clara desventaja para las primeras. Dejando al margen las consideraciones referentes al mercado, la elaboración de puros es más intensiva en mano de obra y, sobre todo, en materias primas importadas, cuyo coste se ha incrementado notablemente en los últimos dos años, y amenaza con crecer todavía más a partir de las dificultades de abastecimiento de Cuba. Y en cuanto a los cigarrillos, también resulta difícil la generalización, toda vez que la situación real depende de la estructura empresarial y de la posición en el mercado de sus respectivas marcas.

En cualquier caso, mientras los fabricantes de cigarros aseguran una inminente quiebra, a menos que Tabacalera se haga cargo de sus empresas, el principal industrial de las islas, Álvaro, acaba de incrementar su plantilla en 181 trabajadores para sus factorías de La Laguna (Tenerife), en las que hasta ahora ocupaba a poco más de trescientos. Entre los dedicados a la fabricación de cigarrillos, las situaciones varían desde la excelente posición de CITA (no integrada en la empresa mixta), cuyos beneficios en 1978 se estima superaron los ochocientos millones de pesetas, hasta la difícil coyuntura de Eufemiano Fuentes, señalada mayoritariamente como la que atraviesa un mayor grado de déficit de explotación. El grupo Fierro también parece haber mejorado sensiblemente sus expectativas, a partir de un reforzamiento de su política comercial y lanzamiento de nuevas marcas.

Para posibilitar una mejor evolución de los ejercicios de las empresas canarias, Tabacalera decidió una elevación sustancial de los precios de cesión, a partir del pasado 1 de enero. Estos precios son los que la empresa del monopolio abona a los fabricantes del archipiélago por los productos que comercializa en la Península y Baleares. El incremento ha supuesto un 12% adicional para los cigarrillos de mayor venta y del 30 % para los cigarros puros. Según los expertos del sector, este incremento en los precios de cesión permitirá mejorar sustancialmente las expectativas empresariales de la industria canaria, evitando el hundimiento de las expectativas para el presente ejercicio.

Las empresas canarias atraviesan, en efecto, una difícil coyuntura, pero a ella no son ajenas determinadas actitudes empresariales. La mayor parte de las sociedades están prácticamente descapitalizadas y faltas de urgentes inversiones de utillaje que adecue sus costes de explotación a los de la competencia. Se impone también una renovación de marcas, tanto en imagen como en contenido, ya que algunas de ellas permanecen en el mercado inalteradas desde hace hasta diez años. De hecho, los empresarios han intentado frecuentemente abandonar sus instalaciones en manos de multinacionales. Incluso CITA, primera empresa en la actualidad, ha intentado aprovechar su favorable coyuntura para vender sus instalaciones a una de las grandes multinacionales. La operación no se cerró porque las pretensiones económicas de la sociedad canaria (4.000 millones de pesetas) no fueron satisfechas por la multinacional, que sólo alcanzó a ofrecer 2.500 millones por la empresa.

La fabricación de "rubio"

Paralelamente a las negociaciones para constituir Tabacana (la empresa mixta con Tabacalera), los industriales canarios mantienen otra importante pugna con el monopolio, encaminada a que se les autorice la fabricación de cigarrillos rubios. El crecimiento progresivo de la demanda de estas labores y la próxima entrada de España en la Comunidad Económica Europea son las razones esenciales por las que los industriales canarios se muestran interesados por acceder directamente a ese segmento de los fumadores. No parece, sin embargo, excesivamente probable que los canarios obtengan autorización para ello.

El diálogo entre los industriales canarios y Tabacalera se realiza en medio de enormes dificultades. Las relaciones han sido siempre especialmente difíciles, sobre todo a partir de la contingentación de las ventas canarias en el área del monopolio, en beneficio de las marcas elaboradas por Tabacalera. El actual pliego de condiciones (que recoge las directrices para las relaciones entre ambos) es motivo de permanente contestación en el archipiélago. Por otra parte, las relaciones entre los industriales integrados en Tabacana y los que, encabezados por CITA, permanecen al margen del proyecto son muy oscuras y se prestan a todo tipo de valoraciones.

Tabacalera, por su parte, no abriga excesivas esperanzas de culminar con éxito la operación. En principio, las valoraciones de los patrimonios activos de las empresas canarias parecen haberse realizado con generosidad. Las posibilidades de que Tabacana sea rentable a corto plazo se basarían, sobre todo, en que la reestructuración se llevara a cabo con celeridad y bajo criterios drásticos de reconversión. En la actualidad, el número de marcas es excesivo y la capacidad global de producción deberá reducirse considerablemente. Los actuales directivos de Tabacalera no ocultan su escepticismo respecto a las probabilidades de solución eficaz de cualquiera de estos dos temas, al menos a corto plazo. Además, la empresa del monopolio estima haber asumido el proyecto de constituir una empresa mixta forzada por las circunstancias y con el peso de una animadversión generalizada en el archipiélago, surgida como lógica consecuencia de anteriores actitudes y comportamientos.

En algún momento de la negociación se ha planteado la hipótesis de extender el área del monopolio a las Islas Canarias. Ello constituye una vieja aspiración de Tabacalera, etemamente preocupada por la evolución de la industria insular, cuya penetración en el mercado ha llegado a ser -al menos coyunturalmente y para determinadas marcas- superior a las labores del monopolio.

Cara al futuro, tampoco aparece excesivamente definida la estrategia que monopolio y empresas canarias, incluida la hipotética Tabacana, pueden adoptar ante la próxima integra ción de España en la Comunidad Económica Europea (CEE). Los indu.striales canarios no remiten en sus críticas y denuncias sobre las manipulaciones de mercado que realiza Tabacalera, pero, al mismo tiempo, descartan cual quier eventual autorización para crear una red de comercializa ción propia, ya fuera para marcas concretas, o bien para todo el conjunto de las labores canarias. Ello no obsta, sin embargo, para que todos expresen su preocupación por el ingreso español en la CEE y la consiguiente libertad de circulación para los productos de las más acreditadas multinacio nales.

Tensión social

La creación de Tabacana no puede sustraerse a la situación general de las Islas Canarias. La depresión socioeconómica, la falta, de altemativas industriales y, sobre todo, el incumplimiento sistemático de las promesas del poder central, han deteriorado considerablemente el clima social en el que se desarrollan las negociaciones actuales entre Tabacalera y los representantes de los trabajadores. Canarias soporta unos índices de paro considerables y se enfrenta con la perspectiva de un incremento en la demanda de puestos de trabajo -sin paralelismo en la oferta-, consecuencia directa de sus elevadas tasas de población.

La estructura política coadyuva igualmente a la perpetuación de la actual coyuntura. En las últimas elecciones, Unión de Centro Democrático ha consolidado su absoluta primacía en el archipiélago, con la sola novedad de un diputado de Unión del Pueblo Canario elegido para el conjunto de todas las islas. La estructura dirigente de la UCD canaria responde a los más rancios presupuestos del caciquismo y ha incidido ciertamente en la gestión de Tabacana, especialmente a partir del ingreso de Francisco Urcelay, principal dirigente de CITA en la UCD tinerfeña.

Aunque veladamente, los representantes de los trabajadores no eximen, en estos momentos, la posibilidad de que el tema tabaquero pueda degenerar en un planteamiento típicamente callejero, como medio desesperado de forzar al Gobiemo a adoptar una solución definitiva al tema. Las reiteradas promesas de las autoridades centrales, exageradas hasta la saciedad con ocasión del viaje del presidente Suárez a Canarias -en abril de 1978-, se han incumplido sistemáticamente. Ello ha generado en los más diversos estratos sociales del archipiélago la sensación de que sólo acciones de fuerza pueden propiciar un desenlace favorable para la actual situación.

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