Cartas al director

Debilidades de EL PAÍS

Soy un joven médico, recién licenciado, lector esporádico de EL PAÍS, periódico al que considero bueno. Pero vengo observando que su ética es deleznable en ocasiones, al extremo de que creo que si en el futuro nuestra España se ve arrastrada a otra tragedia nacional, figurará entre los grandes responsables de la desestabilización.Mi bisoñez en la vida no me permite vislumbrar la razón o causa de su abominable postura. Por desgracia, me inclino a sospechar que será la de todos los tiempos y todos los lugares: la venta al mejor postor, hoy el marxismo. Comprendo que el ultraburgués tren de su vi...

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Soy un joven médico, recién licenciado, lector esporádico de EL PAÍS, periódico al que considero bueno. Pero vengo observando que su ética es deleznable en ocasiones, al extremo de que creo que si en el futuro nuestra España se ve arrastrada a otra tragedia nacional, figurará entre los grandes responsables de la desestabilización.Mi bisoñez en la vida no me permite vislumbrar la razón o causa de su abominable postura. Por desgracia, me inclino a sospechar que será la de todos los tiempos y todos los lugares: la venta al mejor postor, hoy el marxismo. Comprendo que el ultraburgués tren de su vida exige eso y acaso más...

Lo arriba apuntado se me viene a la máquina con ocasión de la fotografía que en la portada del número, 8 77, correspondiente al miércoles 28 de febrero, publican de la señorita (?) Pina López Gay, líder roja del PTE. No hace falta saber mucha medicina para colegir que en su cara no hay más que una «tirita» y unos toques de mercromina.

En cambio, el día anterior, el joven de veintidós años Antonio Carrasco Valenzuela, de la caravana publicitaria de Coalición Democrática, recibió en el cine París, de Vallecas, una terrible cuchillada en región lumbar que, de momento, le ha costado el bazo. Pero como a un «facha», no es acreedor en EL PAÍS, no ya a una foto de portada y a l que se controlen las «bandas rojas» que le agredieron, sino ni siquiera a tres líneas en la sección de sucesos.

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Señor Cebrián, ¡cuánta pena y asco nos producen ustedes a los jóvenes que recibimos esperanzados la democracia a la muerte de Franco!

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