Cartas al director

Las drogas que matan

Me refiero a la carta titulada «Las drogas que matan, en la que el señor Mendoza, de Barcelona, escribe que es falsa la afirmación de que la droga mate y señala que sus efectos pueden ser modificados por los factores físicos, psíquicos y sociales del sujeto, por el método utilizado para ingerirla, por la cantidad del principio activo que se absorbe, por el tiempo que transcurre entre una toma y otra, etcétera.Siguiendo esta línea de pensamiento, tampoco las armas de fuego matan; sus efectos mortíferos dependerán del calibre del arma, de la munición utilizada, de la distancia a la que se halle ...

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Me refiero a la carta titulada «Las drogas que matan, en la que el señor Mendoza, de Barcelona, escribe que es falsa la afirmación de que la droga mate y señala que sus efectos pueden ser modificados por los factores físicos, psíquicos y sociales del sujeto, por el método utilizado para ingerirla, por la cantidad del principio activo que se absorbe, por el tiempo que transcurre entre una toma y otra, etcétera.Siguiendo esta línea de pensamiento, tampoco las armas de fuego matan; sus efectos mortíferos dependerán del calibre del arma, de la munición utilizada, de la distancia a la que se halle la víctima, de la destreza del que aprieta el gatillo y de la dirección del viento, «por citar sólo los factores más importantes». Una pistola en sí, «no es ni mala ni buena; depende de cómo se use».

Las recientes muertes por droga reseñadas en la prensa me relevan de más argumentos. Quisiera, sin embargo, añadir lo siguiente. Farmacológicamente, se conocen por drogas los productos en estado bruto, generalmente de origen vegetal, antes de ser manipulados para su empleo en medicina. El alcohol y el tabaco, en efecto, entran dentro de la categoría de drogas. Sin embargo, resulta obvio que los efectos devastadores de la droga, entendiendo por tal los alucinógenos, son mucho más fulminantes y, destructivos.

Por último, como madre y como ser humano, debo hacer constar mi protesta ante el director de ese periódico por permitir que apareciera en sus páginas una carta que puede influir de forma nociva sobre espíritus mal formados y proporcionar una coartada a los traficantes de drogas.

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