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Los arbitros se rebelan y quieren cobrar más

Los árbitros también se rebelan. Quieren más dinero. Desean cobrar más. Sus preocupaciones, por el momento, son económicas. Más problemas para los clubs, que pagan los gastos y derechos de arbitraje. Los árbitros se quejan de que el nivel de vida ha registrado un considerable aumento y que, una vez deducidos todos los gastos, resulta que pocas veces perciben la totalidad de lo que tienen asignado.

Los viajes en avión o tren han aumentado en dos años casi un cincuenta. por ciento. Si se viaja en automóvil propio, cada kilómetro se paga a ocho pesetas. Esta forma de viaje podría ser rentable antes; ahora no, y además es sumamente incómoda.Hoy día es demasiado expuesta la afición -porque así debe ser por necesidad- del árbitro. Los peligros físicos no han desaparecido con la instalación de vallas en los terrenos de juego. En categoría regional y muchos de Tercera División no existen vallas. Además su instalación no es inconveniente para que las agresiones físicas se produzcan fuera de los terrenos de juego. Arbitrar a los equipos más débiles, por otra parte, aumenta los peligros, porque al tratarse de localidades más, pequeñas la fuerza pública es menor. Si a estos peligros -que muchas veces superan los propios árbitros- se añaden problemas económicos, no es de extrañar que falten árbitros. En categoría regional ha habido jornadas que un colegiado ha llegado a dirigir hasta tres partidos.

Los árbitros han sido, por ahora, el estamento futbolístico más olvidado y abandonado, pese a cuanto puedan decir en torno a este tema los jugadores de categorías inferiores. Han tenido que ser ellos mismos los que han planteado sus reivindicaciones. No piden nada del otro mundo. No quieren ser los mártires del fútbol, a quienes achacan los fracasos de los clubs y de los propios jugadores, porque apenas cuentan con medios para defenderse.

Es su afición y no factores económicos la que impulsa a los árbitros a exponerse a las iras de los aficionados, de los directivos y de los jugadores, pero quizá por eso los árbitros apenas gozan de defensa alguna, al menos hasta ahora. En la próxima Asamblea General se presentará, para su aprobación, el reglamento de régimen interno de los árbitros. Se trata del primer reglamento con que contará la historia del arbitraje español.

De todos modos serán las cifras las que mejor hablen. Los datos son elocuentes, aunque habría que concretarlos con ejemplos determinados. ¿Cuánto cuesta en realidad el arbitraje de un colegiado catalán en Sevilla? ¿A cuánto se elevan sus gastos? Además, ¿por qué esa discriminación de dietas entre los propios árbitros, según la categoría a la que correspondan?

He aquí las cifras actuales de los árbitros:

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