El Comecon, dispuesto a suscribir un acuerdo con la CEE

Los contactos entre Bruselas y Moscú, con vistas a la negociación de un acuerdo entre el Mercado Común y el Comecon (Organización de Cooperación Económica de los Países del Este), continuaron ayer en la capital soviética entre Wilhem Haferkamp, vicepresidente de la Comisión Europea, y Fadeev, secretario general del Comecon.

Las conversaciones, iniciadas en 1975, son lentas y complejas por su contenido político. Aunque sólo se trata de formalizar en el futuro acuerdos técnicos y comerciales, a nadie escapa que el gesto de Moscú de firmar en su día un acuerdo con el Mercado Común Europeo ...

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Los contactos entre Bruselas y Moscú, con vistas a la negociación de un acuerdo entre el Mercado Común y el Comecon (Organización de Cooperación Económica de los Países del Este), continuaron ayer en la capital soviética entre Wilhem Haferkamp, vicepresidente de la Comisión Europea, y Fadeev, secretario general del Comecon.

Las conversaciones, iniciadas en 1975, son lentas y complejas por su contenido político. Aunque sólo se trata de formalizar en el futuro acuerdos técnicos y comerciales, a nadie escapa que el gesto de Moscú de firmar en su día un acuerdo con el Mercado Común Europeo tiene una marcada importancia política. Sobre todo porque Moscú no reconoce por el momento, la existencia oficial de las instituciones comunitarias de Bruselas.A pesar del semifracaso de la CSCE (Conferencia para la Seguridad y Cooperación en Europa), de las críticas abiertas de Consejo de Ministros de la CEE contra los juicios a disidentes soviéticos y de la interpretación soviética de considerar al Mercado Común como un apéndice económico de la OTAN, los observadores señalan que puede esperarse un progreso rápido en dirección a alcanzar un acuerdo CEE-Comecon.

El hecho de que China Popular haya negociado un acuerdo comercial con la CEE, cuya vigencia entra en aplicación el próximo 1 de junio, no sería del todo ajeno al cambio de actitud de Moscú. Otros factores económicos, como los recientes acuerdos siderúrgicos entre la CEE y varios países del Este, miembros del Comecon, o las negociaciones pesqueras, también incidirían en el pragmatismo de la URSS, que terminará reconociendo al Mercado Común.

Desde 1975, los intercambios entre la CEE y el Comecon no han dejado de aumentar. Los países del Este, en general, son partidarios de un acuerdo que facilite sus exportaciones, agrícolas e industriales, hacia la Europa capitalista. Por el contrario, los países de la CEE piensan que un acuerdo comercial facilitará la apertura de unos mercados caracterizados por rígidos sistemas administrativos.

Teniendo en cuenta las diferencias entre la estructura de la CEE y la del Comecon, esta última sin facultad para concluir acuerdos comerciales exteriores en nombre de los países que re presenta (los del Este, más Cuba y Mongolia), el futuro acuerdo CEE-Comecon cubriría sólo intercambios recíprocos de informaciones estadísticas, administrativas y de medio ambiente.

Los acuerdos comerciales propiamente dichos se rían negociados y firmados en una segunda etapa... entre la Comisión Europa y cada uno de los países miembros del Comecon.

La creciente integración de las economías oriental y occidental, cuya expresión más fehaciente es el incremento de las relaciones entre los países del Comecon y los de la CEE aparece jalonada de continuas reticencias entre los países integrantes de ambas organizaciones. El acercamiento entre ambas áreas económicas se ha visto precedido y acompañado de aproximaciones bilaterales de países concretos, tanto en uno como en otro sentido.

Fácticamente presente en la negociación, Estados Unidos contempla e¡ acercamiento de las dos comunidades europeas con un cierto temor, fundamentado en la posibilidad de que una transferencia continuada de tecnología para el consumo desde los países occidentales a los orientales pudiera generar una intensificación progresiva de la investigación oriental en materia de armamento. De alguna manera, la postura norteamericana ha gravitado considerablemente sobre la actitud final de los negociadores comunitarios, por lo que el presente robustecimiento de los contactos con vistas a la consumación del acuerdo podría fácilmente comportar un cambio de actitud de los dirigentes norteamericanos.

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