Nuevas protestas por la reforma del reglamento taurino

El estudio de reforma del reglamento levanta una verdadera polvareda en todos los estamentos que integran la fiesta, la mayoría de loscuales se oponen a esta reforma, o cuando menos a que se haga sin que sean oídos sus representantes.Es curioso que quienes participan en dicho estudio -y las correspondientes reuniones, de las que EL PAIS da puntual información- son o se titulan representantes de los aludidos estamentos, si bien tal representatividad no está muy claro de dónde les viene, puesto que la mayoría de ellos son los que ocupaban cargos en las agrupaciones taurinas del antiguo Sindicato...

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El estudio de reforma del reglamento levanta una verdadera polvareda en todos los estamentos que integran la fiesta, la mayoría de loscuales se oponen a esta reforma, o cuando menos a que se haga sin que sean oídos sus representantes.Es curioso que quienes participan en dicho estudio -y las correspondientes reuniones, de las que EL PAIS da puntual información- son o se titulan representantes de los aludidos estamentos, si bien tal representatividad no está muy claro de dónde les viene, puesto que la mayoría de ellos son los que ocupaban cargos en las agrupaciones taurinas del antiguo Sindicato del Espectáculo.Conviene determinar, y es nuestro interés que este punto quede muy claro, los argumentos básicos de quienes se oponen a la actual reforma del reglamentó. En términos generales son dos: los grupos de aficionados quisieran que antes de entrar en una reforma, el vigente reglamento se hubiera complido en sus extremos fundamentales. Y si esa reforma es inevitable, que los representantes de la afición participen en la misma, de forma activa, con el claro objetivo de velar por una fiesta mejor y más auténtica; es decir, todo lo contrario del engendro que va a salir de la reforma, según estamos comprobando. Hasta han llegado a inventar unatrampa para poder echar a los aficionados de la plaza, cuando incurran en tan ambigua y discutible acción como es -según término incorporado al nuevo reglamento- molestar.

De otro lado, doterminados grupos de profesionales denuncian que no están reptesentados en las reuniones e impugnan éstas, pero el interés de algunos de ellos en participar en la reforma es bien distinto al que guía a los aficionados: quieren estar allí para reducir o eliminar sanciones y estructurar el espectáculo a su acomodo.

Entre los sectores de aficionados, uno de los do mayor solera de cuantos existen, la peña Los de José y Juan, nos ha remitido un comunicado de impugnación y protesta por cómo se lleva a cabo la reforma, que reproducimos:

«Parece ser que hay una comisión formada por representantes de la autoridad y varios elementos relacionados con la fiesta, menos los aficionados, para la modificación del reglamento taurino de 1962, pretendidamente vigente.»

Ante esta situación, la peña taurina de Los de José y Juan se considera con entidad suficiente para hacer públidas las siguientes declaraciones, redactadas por la ponencia nombráda al efecto en junta general y aprobadas por la totalidad de la directiva:

«En toda iniciativa de establecer o modificar normas reguladoras relacionadas con la fiesta de los toros deben estar reprentados mayoritarimente los auténticos aficionados, puesto que la reglamentación del espectáculo taurino tiene como última finalidad que éste se desarrolle en la forma que a los aficionados les gusta y quieren, razón por la que lo financian.

A pesar del respeto que nos merecen las personas que desconocemos que estén estudiando las reformas reglamentarias -por el secreto que les rodea, por la forma de su designación y la falta de comunicación- no las consideraremos nunca como representantes legítimos de los aficionados, e impugnaremos por todos los medios que estén a nuestro alcance los acuerdos que adopten.

Está actitud responde a nuestro decidido propósito de que terminen, de una vez para siempre, los fraudes, mixtificaciones y corruptelas que, con la tolerancia de la autoridad, se han venido produciendo por la ausencia de los verdaderos aficionados en todas las resoluciones.

Es cierto que existió -o acaso existe todavía- una Federación Nacional Taurina que nada ha hecho, porque nada podía hacer, por ser un organismo inane sin ninguna clase de facultades para actuar con eficacia en la dirección de la fiesta. Pedimos una representación mayoritaria porque entendemos que debe prevalecer el interés de los aficionados sobre el de los demás estamentos de la fiesta que, lógicamente, tienen un interés privado que podría superponerse al interés general.

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